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EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LA ENSEÑANZA DE LA GEOGRAFÍA EN VENEZUELA |
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Pablo Vila y la Geografía moderna
Avanzado los siglos XIX y XX, la discusión entre las escuelas deterministas alemana y la posibilista francesa facilitó el enriquecimiento disciplinar geográfico, al originarse nuevos criterios, posturas, enfoques y concepciones que enriquecieron la producción del conocimiento geográfico. Uno de los cambios lo significó la importancia que se asignó al hombre como constructor de lo geográfico desde la perspectiva del pensamiento geográfico francés. Este punto de vista geográfico, asignó una significativa importancia a los grupos humanos como protagonistas decisivos en la transformación de la naturaleza. Se valoró su capacidad para modificar y alterar el medio natural. El máximo exponente de esta escuela fue Paul Vidal de la Blache, quien revitalizó las bases científicas de la geografía y colocó en primacía lo humano sobre el determinismo natural. Este acontecimiento le permitió a la geografía, en el contexto de la ciencia, deslindarse del paradigma descriptivo ya rezagado y deficiente. Mientras esto ocurría en el campo disciplinar geográfico, donde también se desarrollaba un importante cambio en las metodologías de la investigación, en Venezuela, con un nivel de atraso significativo, se planteaba la lucha porque la enseñanza de la geografía fuese incorporada con un sentido moderno en los planes de estudio de las escuelas, liceos y universidades. En relación con lo expuesto, Uslar Pietri (1953), citado por Vila (1953), afirmó: “Yo conceptúo que una de las fallas fundamentales de nuestra educación es la ausencia de motivación, de noción y de emoción geográficas. No nos han enseñado nunca a sentir la geografía. Nos falta a los venezolanos, para plantear una acción, para sentir la cenestesia territorial, para concebir lo posible y la manera como los diques terrestres encauzan la acción del hombre, una nación más viva, más moderna, más actuante, de nuestra geografía. Yo quiero aprovechar, incidentalmente, esta observación para llamar la atención sobre la necesidad perentoria de que la presente y la futura clase dirigente venezolana surja con una formación geográfica más seria, más positiva y más profunda que la que hemos tenido los que hasta ahora nos ha tocado actuar en el país” (p. 58). El reconocimiento que Uslar Pietri hizo en esa oportunidad de importancia de la enseñanza de la geografía, colocó en el tapete de la necesidad de desarrollar una práctica pedagógica bajo una orientación más acorde con la realidad geográfica del país. No obstante, la vigencia de la concepción descriptiva impedía avances significativos, debido a la escasa investigación geográfica y a la ausencia de esta disciplina en el ámbito universitario. Eso representó en la actividad del aula una praxis repetitiva y memorística, que obstaculizó la posibilidad de adentrarse en el análisis de la realidad geográfica. La contradicción se perfila como un relevante problema debido a que la geografía, tal y como se desarrollaba en los centros universitarios europeos, consideraba la observación y la descripción, pero también, el análisis y la síntesis como principios esenciales, aunados a la causalidad, la extensión, la conexión y la generalización. En Venezuela, de acuerdo con Cortés (1952), predominaba el apego a la concepción tradicional que caracterizó a la enseñanza de la geografía, de la manera siguiente: “...la ausencia de una preparación científica especializada de cierta densidad, la falta de obras didácticas de carácter serio, la escasez de materiales para el trabajo científico, la indiferencia con que miraban muchos profesionales de la enseñanza a esa actividad, el desprecio de muchos estudiantes extranjerizados a todo lo venezolano, las escasas posibilidades de que disponían quienes pueden hacerlo y la falsa creencia que sostenían algunos sobre la incapacidad de los venezolanos para escribir su propia geografía” (p. 3-4). En cierto modo, la situación descrita sirvió de escenario a la llegada al país de Pablo Vila. Conocida su obra geográfica en Colombia y curtido por una amplia experiencia geográfica y pedagógica en Cataluña (España), es llamado para darle sentido de modernización a los estudios de geografía en el país y es, a partir de 1946-47, cuando el Departamento de Ciencias Sociales del Instituto Pedagógico Nacional se estructuró bajo su dirección. Allí se inició la ardua tarea para superar una cultura de escaso contenido geográfico. Para los estudiosos de la geografía en Venezuela, Pablo Vila representa el exponente que echó las bases que sistematizó las investigaciones científicas de esta disciplina. Su formación la obtuvo de la concepción humanista francesa, específicamente de uno de sus más preclaros exponentes: Vidal de la Blache. Catalán de origen, arribó a Venezuela desde Colombia donde escribió en el año 1945, la Nueva Geografía de Colombia. Vino al Pedagógico de Caracas para organizar y dirigir la enseñanza de la geografía. Allí vinculó la docencia con la investigación y, como resultado de esa praxis, se derivó la formación de geógrafos y docentes en geografía. En el año 1950, constituyó la Comisión para la elaboración de una Geografía de Venezuela, editados el Tomo I, en 1960 y el Tomo II, en 1965. Esta obra divulgó un conocimiento moderno de la realidad nacional. Carpio Castillo (1981), al hacer referencia a la significación de Don Pablo Vila en la transformación de los estudios de Geografía, expresó: “Entonces, la geografía que se enseñaba era una mera colección de misceláneas sin vida y sin aliento, carentes de jerarquía para el vuelo del espíritu o para el análisis racional o científico, en cuyo campo no cabría otro conocimiento que el superficial, inanimado y el frío recuento de ríos y cordilleras, de estrechas valles y llanuras infinitas, sin que el hombre apareciera como el principal agente geográfico transformador de la naturaleza para ponerla a su servicio” (p. 34). Con Vila, la geografía adquiere el acento científico y pedagógico, al orientarse hacia la obtención de una visión más real y objetiva donde el hombre cumple una función geográfica, al aprovechar las potencialidades naturales para beneficio social. Se emplea una metodología geográfica, la cual asegura una explicación de la realidad con un fundamento científico que supera al empirismo tradicional.. En su vertiente como educador, Vila, según criterio de Carpio Castillo (1981), tuvo como principio científico esencial y su orientación pedagógica, que no se puede enseñar lo que no se conoce, no se puede transmitir un conocimiento que no se sabe enseñar. Apoyado en el análisis y el razonamiento impartió la geografía. Al trabajo de aula vinculó las excursiones y salidas de campo para confrontar de manera directa al objeto de estudio. El cambio radica en que articuló la teoría con la práctica: en el aula, el atlas, los mapas y los libros y fuera de ella, el entorno, para descifrar su realidad y explicar científicamente los fenómenos. Así, la clase explicativa, al interactuar con el medio a través del trabajo de campo, facilitó dar una explicación más contundente de los acontecimientos geográficos. En relación con lo indicado, Vila (1958), concebía lo siguiente: “No era fácil dejar de un lado la memorización, hábito formado con la práctica de una geografía descriptiva y enumerativa, y entrar por las vías del pensar geográfico, del estudio de los fenómenos físicos y de las acciones y reacciones humanas que motivan (...)., no era dable esperar (...), una rápida asimilación con los nuevos aspectos que en la geografía se les presentaba. Era preciso planear una acción para despertar paulatinamente el interés colectivo del alumnado por la geografía que se les enseñaba” (p. 106). Al mismo tiempo, con Vila llegó el razonamiento a la enseñanza de la geografía, al relacionar el contenido científico con lo pedagógico y acompañar el uso del mapa con la revisión bibliográfica; estimular la observación del entorno geográfico mediante el trabajo de campo. La aplicación de los recursos audiovisuales hizo posible que el conocimiento se hiciera más vivencial por los educandos. Todas estas orientaciones geodidácticas se plasmaban en la estructuración de un método basado en la presentación razonada de los fenómenos naturales, y la reflexión sobre las acciones humanas resultantes de la transformación de la realidad concreta. Pablo Vila dio a la enseñanza geográfica la exigencia de centrarse en la acción reflexiva como base primordial para la intervención de la realidad: Qué es, cómo es, por qué es, entre otras, fueron las preguntas que comenzaron a dinamizar la comprensión de lo geográfico. También, articuló la geografía de aula y la geografía de campo. Eso aseguró la aplicación de la teoría en la explicación de los fenómenos geográficos estudiados. Quiere decir que en el aula, se enseñaba a pensar geográficamente y ese pensamiento se operacionalizaba al abordar la realidad y, con la actividad de campo, el conocimiento se confrontaba con la realidad. Este hecho fortaleció la adquisición del conocimiento, a la vez que generar nuevas interrogantes. De esta forma, la enseñanza fue más integral y la realidad fue percibida como ella es y en su propio escenario territorial. El impulso de Vila dio a la geografía venezolana y su enseñanza, acrecienta su tarea pedagógica y enaltece su figura en la evolución histórico-científica del pensamiento geográfico y geodidáctico del país. El esfuerzo de este geógrafo catalán, pronto rindió sus frutos y, desde el Instituto Pedagógico de Caracas, se inició un proceso de cambio de trascendente importancia por la pléyade de discípulos que formó Unos, hacia las aulas de las escuelas, liceos y universidades y otros, a continuar cursos de postgrado, allende el Atlántico, hacia Europa y Norteamérica. Gracias a los profesionales formados por Vila, se fundó dos Escuelas de Geografía: la Escuela de Caracas (Universidad Central de Venezuela) y la Escuela de Mérida (Universidad de Los Andes). Desde estos recintos universitarios, se ha fortalecido el pensamiento geográfico y desde las Escuelas de Educación y los Institutos Pedagógicos, se forma la docencia y la investigación para mejorar la enseñanza geográfica, con fundamentos teóricos y metodológicos que han conducido a que la geografía adquiriera mayor solidez gracias al impulso de la investigación. |
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