EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LA ENSEÑANZA DE LA GEOGRAFÍA  EN VENEZUELA

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La narración descriptiva hispana

 Para fines del siglo XV, se produjo el contacto con los españoles, en el año de 1498, concretamente, en el noreste del país: el Golfo de Paria. Las tribus Caribes y los hispanos se encontraron, en un acontecimiento fortuito que vinculó a dos civilizaciones muy dispares en su evolución cultural. La percepción ibérica calificó el escenario natural del casual contacto como “La Tierra de Gracia”. Así calificó Colón, al paraje, al observar el paisaje de exuberantes árboles, abundante fauna y una comunidad aborigen de rasgos físicos “bien parecidos, atentos y cordiales”. El acercamiento fue descrito por Colón, 1498, citado por O’Gorman (1949) y reproducido por González de Dellano y Marcano (1977), de la siguiente forma:

Hallé unas tierras las mas hermosas del mundo, y muy pobladas, llegué allí una mañana (...) y para ver esta verdura y esta hermosura acorde surgir y ver esta gente, de los cuales luego vinieron en canoas a las nao a rogarme de parte de su Rey que descendiera en tierra (...) Esta gente son todos de una muy linda estatura, altos de cuerpo y de muy lindos gestos, los cabello son muy largos e llanos (...) El color de esta gente es más blanca que otra que haya visto en Las Indias; todos traían al pescuezo y a los brazos algo quizá de estas tierras, y muchos traían pieza de oro bajo colgado al pescuezo (...) Procuré mucho saber donde cogían aquel oro, y todos me enseñaban una tierra frontera de ellos al poniente, que era muy alta, más lejos; más todos me decían que no fuese allá porque allí comían los hombres, y entendí entonces que decían que eran caníbales (...) Envíe una carabela (...) hasta un golfo muy grande en el cual parecía que había otros cuatro mediados y del unos salía un río grandísimo: (...) Grandes indicios con estos del Paraíso Terrenal, porque el sitio es conforme a la opinión de estos santos e sanos teólogos, y asimismo las señales son muy conformes, que yo jamás leí ni oí que tanta cantidad de agua dulce fuese así allende e vecina con la salida (...) y de allí del paraíso no sale, parece aún mejor maravilla, porque no creo que se sepa en el mundo de río tan grande y tan hondo (...) y digo que sí no procede del paraíso terrenal que viene este río y procede de tierra infinita, pues el austro, de la cual hasta agora no se ha habido noticia (p. 24).

En esta forma Colón informó a los Reyes Católicos de España, su contactó con las tribus Caribes, además de referirse al paraíso terrenal, las características de los grupos humanos y los hallazgos de perlas y de oro. Lo indicado encontró en los hispanos, un motivo para atender a los impulsos del mercantilismo de acumular riqueza, especialmente, metales preciosos como el oro y la plata.  En 1499, viene Alonso de Ojeda, quien recorre el perfil costero del país con una finalidad exploratoria y denomina a una comunidad aborigen Veneciuela o Pequeña Venecia, localizada en el Golfo de Venezuela. Luego se acrecentaron los viajes a la costa venezolana y se fundó el primer establecimiento “urbano’’ en la ranchería de Cubagua, en la isla de su mismo nombre. Posteriormente, en 1527, esa comunidad alcanzó el status de ciudad, otorgado mediante el título conferido por la Corona española, debido a la riqueza perlera que allí se obtenía.

Lentamente se penetró más allá de la costa y se acentuó el proceso de exploración y ocupación del territorio. Así surgieron Coro (1527),El Tocuyo (1545), Barquisimeto (1552), Valencia (1555), Mérida (1558), San Cristóbal (1561), Cumaná (1562), Caracas (1567), Maracaibo (1569), La Grita (1576), La Guaira (1587), San Tomé de Guayana (1595): Con la fundación de estas comunidades se fortaleció la presencia del hispano como organizador del espacio.  La Corona privilegió el carácter estratégico de la fundación de núcleos urbanos en el territorio conquistado. Precisamente, eso se infiere de lo indicado en la Recopilación de Indias, 1943, citada por Muñoz (1974), donde se enuncia la normativa para ordenar el espacio que se conquista. Allí se indica: “Las tierras que se hubieren de poblar, tengan buenas entradas y salidas por mar y tierra, de buenos caminos y navegación, para que puedan entrar y salir fácilmente, comerciar y gobernar, socorrer y defender” (p. 60). 

Con lo expuesto, también se reconoció la importancia de las condiciones ambientales del lugar, según lo indica la Recopilación de Indias, 1943, citada por Muñoz (1974): “(...) el cielo es de buena y feliz constelación, claro y benigno, el aire puro y suave sin impedimentos ni alteraciones; el temple sin exceso de calor o frío (y habiendo de declinar a una u otra calidad, escojan el frío): (...) muchas y buenas aguas para beber y regar (...), y hablando que concurren éstas o las de más principales calidades, procedan a la población guardando las leyes de este libro (p. 61).

Como se puede apreciar, la Corona no obvió detalle al ordenar el espacio de las nuevas tierras bajo su autoridad. Fundar los núcleos urbanos, exigía que el territorio debería brindar las condiciones de habitabilidad. En consecuencia, el lugar era sometido a una observación pormenorizada, en procura de detectar las posibilidades requeridas y establecer el núcleo urbano. Fue la aplicación de los fundamentos en la descripción geográfica, cuyo objetivo ha sido narrar los detalles geográficos que caracterizan a los escenarios naturales. . Este acentuado carácter descriptivo fue la opción del cronista para enunciar la visión que observó en el territorio contactado.

Con esta concepción geográfica se mostró en las crónicas la realidad del territorio venezolano de ese momento histórico. Tal es el caso de Juan Pérez de Tolosa, 1546, quien en su Relación de las Tierras y Provincias de la Gobernación de Venezuela, citada por Arellano (1964), hizo una descripción del actual territorio actual Barquisimeto, de la manera siguiente: “Esta tierra es muy fértil, y se cree que daría trigo y se harían buenas viñas. La gente que viene a Barquisimeto, la mayor parte sale de unas sabanas que llaman Carora. Estas sabanas están entre las Sierras de Coro y las que limitan con el valle de Barquisimeto. No hay ningún pueblo en todas ellas, aunque en tiempos pasados había ciertos pueblos, y se han despoblado por causa de los españoles que han ido y han venido por las dichas sabanas. Y junto a esta sabana, en unos montes, hay cierta cantidad de indios de nación axaguas. Es gente que comen carne humana, y son belicosos, que por ninguna vía ellos se ha podido hacer paz. Pelean con arcos y flechas y macanas. No tienen pueblos poblados. Estas sabanas son para mucha caza de venados” (p. 10).

Al no encontrar metales preciosos en Venezuela, en la cantidad como si los halló en México, Colombia y el Perú, el hispano se dedicó a desarrollar la agricultura y la ganadería. Esta nueva época, se reconstruye gracias al aporte documental de Informes de Obispos, Cabildos, particulares, Adelantados, Corregidores, Visitadores, entre otros. Las referencias de éstos, describieron, más que todo, ciudades, costumbres y tradiciones de los aborígenes, de las regiones, de la flora y de la fauna, entre otros aspectos. Pero se destaca un inventario ordenado por la Corona para conocer la situación en sus especificidades. Se trata del Documento, citado por Arellano (1964), denominado “Interrogatorio para todas las ciudades, villas y lugares de españoles y pueblos naturales de las Indias Occidentales Islas y Tierra Firme”: al que feha de satisfazer, conforme a las preguntas siguientes, aviendolas averiguado en cada pueblo con puntualidad y cuydado (año 1604), donde se exige lo siguiente:

1. "Si es ciudad, Villa o Aldea de españoles, ó pueblo de Indios.

2. Cómo se llama de nombre y de sobrenombre.

3. Cuántos años ha que se fundó.

4. Quién fue su fundador.

5. Qué novedad de Estado ha tenido en disminución, ó aumento, y por qué causas.

6. Cómo se llama la provincia, y el sitio donde está poblado.

7. A qué Audiencia está sujeta.

8. a qué Gobernador, ó Corregidor está sujeta. 

9. Qué lengua se habla en ese pueblo, y si es general o particular.

10. Qué escudo tiene, y con que privilegio o merced.

11. Qué otras effecciones y privilegios tiene por concesión y merced de los Reyes.

12. Qué forma de población tiene, y cuantas calles y plazas.

13. Cuántas casas de población tiene dentro de la traza y planta del pueblo.

14. Si tiene casas reales, y casas de cabildo, o alqun otro edifico sumptuoso.

15. Qué arrabales tiene fuera del circuyto.

16. Cuántas casas en los arrabales.

17. De q’ calidad son los edificios de las casas, altas o bajas y de que materia.

18. Qué jardines y huertas, patios y fuentes tienen las casas.

19. Qué fuentes de pilas, de otra fabrica, o que azequias de agua ay dentro de la ciudad.

20. Cuántos molinos ay en el pueblo y fuera del, y en que distancia de cada uno, y con que agua muelen.

21. Cuántas ruedas tiene cada molino, y cuánto muele entre noche y día" (p. XXXI).

De lo descrito, se infiere que la Corona Española demandó una visión detallada de la realidad geográfica en América. Así, la descripción se erigió en la opción válida para comprender la situación en las colonias, de tal manera de ejercer en ellas, la autoridad político-administrativa, a la vez que detectar todas las manifestaciones geográficas, organizar la producción y, fundamentalmente, controlar de la riqueza en minerales preciosos. Con este interrogatorio se inició los estudios geográficos en Venezuela. Específicamente, con la descripción y la narración, pues cada viajero, autoridad o misionero, detalló en sus correspondencias el retrato fiel y exacto de lo que observó. Dicen Capel y Urteaga (1982) que esta forma de entender la: “geografía es el conocimiento y descripción de la superficie terrestre, donde no cabe duda de que toda actividad exploratoria era bien geográfica. Pero en realidad (...) eran simplemente descripciones pintorescas que respondían a una fascinación por lo exótico” (p. 17).

       Un cambio trascendental ocurrió cuando, al conocer el territorio nacional, surgieron comparaciones con los parajes europeos, específicamente, peninsulares. En la medida en que entendió los hallazgos, percibió que se trataba de una realidad geográfica diferente a las conocidas por los europeos hasta ese momento histórico. No era el territorio de las Indias, sino otros territorios hasta ahora desconocidos. Ahora la interrogación fue lo más importante. Desde la pregunta para indagar al detalle, comenzaron a averiguar el por qué, cómo, cuánto, dónde, para qué, etc. Con las respuestas emergió una nueva situación geográfica y una nueva cultura, como evidencia de un territorio hasta ahora ignorado por la civilización del mundo conocido. ¿Qué realidad es esta?, ¿Qué es el Nuevo Mundo?, ¿Qué hay allí?, ¿Cómo es su cultura?. Preguntas como estas surgieron en el panorama científico e intelectual de Europa. Los enigmas que rápidamente fueron divulgados, motivaron la presencia de los estudiosos, quienes atraídos por la proliferación de comentarios y las narraciones, tan atractivas, gestaron la movilización hacia los confines americanos.


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