LA VULNERABILIDAD EN LAS ESTRUCTURAS Y PROCESOS DEMOGRÁFICOS DEL CHACO

Anterior

(x)

Siguiente

2.d.  La transición epidemiológica

Los adelantos en la medicina, la mayor cobertura de los servicios de salud y la mejora en las condiciones de vida de la población, produjeron bajas considerables en los niveles de mortalidad. En A. Latina esos cambios  se inician en la primera mitad del siglo XX. Según datos proporcionados por Naciones Unidas en los últimos 50 años, se habría ganado 20 años en promedio la esperanza de vida, aunque existen diferencias importantes entre los países. En todos ellos la mortalidad femenina es inferior a la masculina asociada a la incidencia diferencial por sexo de las enfermedades o circunstancias que causan las muertes (enfermedades cardiovasculares, violencia). Así la diferencia de esperanza de vida es de 6,5 años a favor de la mujer, aunque se espera que, la mayor participación de la misma en actividades fuera del hogar (que las expone a riesgos similares al de los hombres), como así el combate de enfermedades crónicas masculinas, reduzcan las diferencias. [18]

La mortalidad general de la provincia presenta valores medios, aunque se observan algunos sectores con tasas altas, ubicadas en el occidente. Presenta como primer motivo a las enfermedades del sistema circulatorio (25%), seguido de los tumores (18%) y las enfermedades infecciosas  (10%). Si se analizan esas causas por grupo de edad, la primera afecta en un 95% a los mayores de 45 años y la mitad de ellas a los mayores de 75 años. Lo mismo ocurre con los tumores, enfermedades respiratorias y digestivas, entre otras.

Las muertes provocadas por anomalías congénitas y del período perinatal afectan en su gran mayoría al grupo de 0 a 4 años. Las deficiencias de la nutrición provocan el 33% de las muertes en  menores de 4 años y el 40% en mayores de 75 años, los dos grupos más vulnerables y con mayores necesidades alimentarias muchas veces difíciles de satisfacer. Las complicaciones del embarazo afectan en mayor medida al grupo mayor de 45 años (66%) y en segundo lugar al de 25-44 años con el 32%. Gráfico 12.

            

La edad es una variable importante, porque a ella se asocian distintos riesgos de muerte y la incidencia de ciertas enfermedades. Con el avance del mejoramiento de las condiciones de vida de las personas disminuyen la mortalidad y aumenta la esperanza de vida. Los cambios operados expresan la transición epidemiológica en  la estructura de causas de muerte. En la medida que se controla la elevada mortalidad en la infancia asociada a causas infecciosas (diarreas, respiratoria agudas, inmunoprevisibles) junto a la desnutrición y causas perinatales, cobran progresiva importancia las enfermedades de las edades adultas como las cardiovasculares, las neoplasias y las violentas. Sin considerar los valores de los índices, la variedad de situaciones epidemiológicas que existen en las distintas áreas de la provincia implica que habrá que dar énfasis a diversos aspectos de la salud de los distintos grupos etarios de la población.

Las figuras resultantes de la distribución de la mortalidad por edad muestran situaciones diferentes en la provincia:

  • En el oriente provincial y parte del sudoeste la figura predominante es la tipo palo de hockey que revela un control riguroso de la mortalidad en la infancia y  juventud aumentando hacia las edades adultas y ancianas. Ello se superpone con una estructura etaria de forma triangular, pera o campana, es decir con un control estricto de la natalidad.

  • En numerosos sectores del centro y occidente se presenta la figura tipo J que muestra como rasgo distintivo la existencia de una mortalidad infantil importante.

  • La tipo U con una mortalidad infantil muy alta y muy similar a la registrada en las edades ancianas se localiza en algunos sectores del occidente y centro provincial

  • La tipo S también se localiza en el sector occidental y representa un comportamiento de mortalidad similar en todas las edades. Estas tres últimas formas se corresponden con una estructura demográfica primitiva o Eiffel, y triangular con elevada natalidad. Mapa N°11. 

La ganancia de años en la esperanza de vida está relacionada principalmente con el descenso de la mortalidad infantil y de la niñez a raíz de la menor incidencia de las enfermedades infecciosas, parasitarias y del aparato respiratorio. La elevada mortalidad infantil se registra en las poblaciones cuyas madres tienen escasa  o no tienen instrucción.

Si bien se viven modificaciones profundas en el cambio de las causas de muerte, existen rebrotes de enfermedades que aparentemente estaban superadas, como es el caso de la década de los 90 con el surgimiento de epidemias de enfermedades transmisibles como el cólera, la malaria, el mal de chagas, el hantavirus, la tuberculosis y el dengue, tanto en áreas rurales como urbanas, ocasionadas por la permanencia de la pobreza, la falta de servicios básicos y el alto grado de hacinamiento.

En el campo de la salud y en estrecha relación con la transición demográfica se expone y desarrolla la denominada teoría de la transición epidemiológica. Esta expresa el cambio de las características de la morbilidad,  las causas de muertes y la distribución por edad de las defunciones. El proceso consiste en la disminución proporcional de las muertes ocasionadas por enfermedades perinatales y las transmisibles (infecciosas, parasitarias y respiratorias) dando paso a las crónicas y degenerativas (tumores, circulatorias) y las provocadas por causas externas (violencia, accidentes, traumatismos), transformaciones que ocurren debido a cambios en el comportamiento en el plano de la salud, la nutrición, avances en la medicina y alteraciones socioambientales..  Asimismo hay un aumento proporcional de población adulta mayor y una baja de los niños.

Para estudiar el cambio de los patrones de salud y enfermedad Abdel Omram formuló la teoría de la transición epidemiológica donde asegura que los cambios en salud y los patrones de enfermedad están estrechamente vinculados con las transición demográfica y el nivel socioeconómico de las sociedades. [19]  Además  plantea que el desarrollo histórico de la mortalidad se caracteriza por transcurrir por tres etapas diferentes: la edad de la peste y el hambre, la edad de las pandemias retraídas y la edad de las enfermedades degenerativas y las causadas por el hombre. [20]

Las condiciones de salud inciden directamente sobre la productividad (ausentismo laboral, envejecimiento prematuro, disminución de la vida activa) al mismo tiempo que influyen en las condiciones económicas (deterioro social e incremento de la pobreza). Un problema serio es el trabajo de los menores de 14 años, sector expuesto a factores de riesgo que derivan en cuadros patológicos que afectan las potencialidades futuras de la población activa. [21]

La mejora de las condiciones de salud de las mujeres y de los niños contribuirá a disminuir la mortalidad materna e infantil y a reducir indirectamente los niveles de fecundidad (especialmente embarazo adolescente). De esa forma, la salud y la educación son factores gravitantes para lograr el mejoramiento de los recursos humanos, tendiente a elevar los niveles de productividad. Así por ejemplo, la tasa de mortalidad materna en Argentina paso de 56 muertes de madres cada mil nacimientos en 1988 a 35 en el año 2000. América Latina  tenía en promedio en 1995, 190 muertes c/1000 nacidos. [22]

En la transición epidemiológica (algunas veces referida como transición de la mortalidad o transición en salud) y estrechamente vinculada a la transición demográfica se pueden distinguir 4 fases: [23]

1.  Primera fase: comprende la epidemiología de los países más pobres, con un predominio de enfermedades infecciosas y de la nutrición, con mortalidad infantil muy alta, mortalidad general baja por causas cardio-vasculares y esperanza de vida de la población corta. Los procesos degenerativos son poco frecuentes por los rasgos de la alimentación.

2.  Segunda fase: Corresponde a los países en vías de desarrollo donde el mejor nivel socioeconómico se corresponde con una mejora en la alimentación y en las condiciones higiénicas y sanitarias, con lo cual disminuyen las enfermedades infecciosas (aunque con una importante prevalencia) y de la nutrición. Además aparecen en forma incipiente los factores de riesgo cardiovasculares y aumenta la incidencia de la arteriosclerosis. 

3.  Tercera fase: Incluye a los países en transición, donde el importante desarrollo económico acompaña a los cambios en la nutrición (alimentación rica en grasas, sal) y en el estilo de vida (vida sedentaria, aumento del estrés, la obesidad y el consumo de tabaco y alcohol). Ello conduce a la modificación de la distribución de las enfermedades, con mayores factores de riesgo cardiovasculares y accidentes cerebro-vasculares. Existe una mayor esperanza de vida y una disminución importante de las enfermedades infecciosas y de la nutrición.

4.  Cuarta fase: Comprende a los países más desarrollados con mayores avances en la investigación médica y con la aplicación de medidas de educación sanitaria que ayudan a tomar conciencia a la población sobre el riesgo de las enfermedades cardiovasculares. De esa manera se disminuye el consumo de alimentos nocivos, se incentiva la práctica de los ejercicios físicos, se evita la obesidad, el estrés y el consumo de tabaco. Todo eso conlleva a la reducción de la morbilidad y mortalidad, como asimismo a la prolongación de la esperanza de vida. Sin embargo todavía existen diferencias entre las capas altas y bajas de esas sociedades.  

 


[18]

Chackiel, Juan.  (2004) La dinámica demográfica.... Op cit. P.62

[19]

“...aunque su tratamiento data desde sus estudios (1971), la terminología comienza a usarse en los diccionarios médicos hacia 1995. La premisa en esta teoría es que la mortalidad se constituye en un factor fundamental de la dinámica de la población y postula la transición de un patrón de causas de muerte por enfermedades infecciosas, con  muy alta mortalidad, especialmente en edades jóvenes, a otro patrón dominado por las enfermedades degenerativas y las provocadas por la acción del hombre...” Vera Bolaños, Marta.  (2000) Revisión crítica a la Teoría de la transición epidemiológica. Papeles de población Nº25, CIEAP/UAEM, México,  pág.180-181.

[20]

Las etapas se caracterizan por: a) en la edad de la peste y el hambre la mortalidad es alta y fluctuante, lo que provoca un crecimiento escaso de la población. Además la esperanza de vida es baja (entre 20 y 40 años).

b) En la edad de las pandemias retraídas las crisis de la mortalidad se vuelven menos frecuentes y la esperanza de vida se incrementa (entre 30 y 50 años). El crecimiento demográfico es sostenido.

c)En la edad de las enfermedades degenerativas y las producidas por el hombre, la mortalidad es baja y estable; la esperanza de vida aumenta hasta alcanzar a más de 50 años. La fecundidad es el hecho decisivo para controlar el crecimiento de la población.

Vera Bolaños, Marta.  (2000) Op cit.,  pág. 181.

[21]

Rivadeneira S, Luis.  (2000) América Latina y el Caribe... op.cit. p.18

[22]

Chackiel, Juan.  (2004) La dinámica demográfica.... Op cit. P.50

[23]

www.webmastersanitarios.org.  La transición epidemiológica. 2004.


  ANTERIOR  

  8 de 10  SIGUIENTE 


Instituto de Geografía (IGUNNE). Facultad de Humanidades. UNNE. Resistencia, Chaco. Argentina