FLUCTUACIONES CLIMÁTICAS Y VARIABILIDAD TEMPORAL DEL CLIMA EN EL NORTE ARGENTINO – 1931/2005

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Prof. María Emilia Pérez

Prof. Titular Cátedra: Seminario de Fisiografía

 Prof. Adjunta Cátedra: Climatología

Dpto. Geografía - Facultad de Humanidades – UNNE

Conferencia dictada en el XI ENCUENTRO DE PROFESORES EN GEOGRAFIA DEL NORDESTE. Departamento de Geografía, Facultad de Humanidades, UNNE. Resistencia, 23 de septiembre de 2006.

 

La Climatología puede definirse como “la ciencia que se ocupa del estudio de la distribución de los climas sobre la superficie terrestre y de sus relaciones con los restantes componentes del medio geográfico”, de ahí que actualmente, el clima es considerado como un complejo sistema de interrelaciones entre variables y procesos, que tienen lugar en ámbitos tan diferentes como la atmósfera, la hidrosfera (océanos, mares y cuerpos de agua), la litosfera (superficie terrestre), la criosfera (capas de hielo y nieve) y la biosfera (los ecosistemas).

Sus elementos son los componentes que lo definen (temperatura, precipitación, presión, etc), y las variables a través de las cuales se manifiesta su influencia sobre los demás elementos del medio natural. Como variable climática, los elementos nos permiten definir y caracterizar el clima de una región y determinar los mecanismos que lo condicionan.

La importancia del clima para la sociedad radica en que el valor de su estado medio o condición, su variación en el tiempo (en escala diaria, estacional, anual, decenal y secular), su carácter y extensión geográfica, la frecuencia y persistencia de sus valores extremos, determinan la disponibilidad de recursos de los cuales depende la humanidad.

Ahora bien, la noción de clima expresa el conjunto de tendencias resultantes de las condiciones habituales y medias durante un largo período, que como mínimo se suele establecer en treinta años, y que se consideran relativamente estable o en equilibrio global dentro del sistema climático, lo que a su vez, se traduce en la estabilidad que presentan los climas de la Tierra, por lo menos a escala humana e histórica.

Sin embargo, este hecho no supone ni significa que el clima sea invariable en el tiempo y en el espacio, porque los valores medios sólo tienen un valor relativo, ya que las principales características que definen a los elementos climáticos es su variabilidad natural, que se manifiesta a través de:

·  la variabilidad espacial, que explica las diferencias regionales de los climas sobre la superficie terrestre. Esta variabilidad está determinada por la influencia de los elementos y factores astronómicos y geográficos (la latitud, altitud, efecto marítimo o continental, corrientes marinas). Los primeros condicionan los rasgos climáticos dominantes en grandes áreas geográficas, los segundos los modifican.

·  la variabilidad temporal, que puede ser de orden diario, mensual, estacional, anual, o en intervalos temporales más largos (décadas, centurias, milenios). La variabilidad temporal se relaciona con los factores cósmicos: movimientos de rotación y traslación de la Tierra, su posición con respecto del sol, desplazamiento estacional de los grandes sistemas de presión y flujos de aires, entre otros.

El acceso a los registros climáticos se ha ampliado durante las últimas décadas, lo cual incrementó la oportunidad de encontrar tendencias y variaciones que parecen ser más significativas a medida que los datos aumentan. De allí que las investigaciones más modernas presenten evidencias que sugieren la noción de que un clima estático no es largamente constante, y consecuentemente, se ha comenzado a comprender que 30 años de datos, el período que ha sido usado para calcular las “normales” de temperatura y precipitación, tiene una longitud inadecuada para definir el clima y abarcar todas las posibles fluctuaciones que sus elementos presentan en esa escala temporal, es decir, no nos provee de información suficiente como para cubrir la amplia variabilidad que posee el clima de la Tierra en escalas temporales de décadas a siglos.

De hecho, las condiciones del sistema climático oscilan alrededor de un valor medio que tiende a mantener una trayectoria permanente a través del tiempo, aunque sometida a continuos ajustes internos o controles reguladores para conseguir un estado estable, originándose de esta manera, una combinación de estabilidad y variaciones en el tiempo, que ha llevado a manifestar a Cuadrat y Pita (1997), que “el sistema climático terrestre es un sistema dinámico en equilibrio transitorio”, y a Fernández García (1996), que “lo que caracteriza al clima y a sus elementos es un ordenado desorden”.

Un aspecto del clima que actualmente resulta de sumo interés, tanto para los especialistas en la materia como para los que no lo son, son las diversas especulaciones existentes acerca de su evolución, en relación con la posibilidad de un cambio climático, que para algunos ya está en marcha por efecto antrópico. Pero si bien es una parte muy atrayente e importante de la investigación meteorológica, también es una de las más inciertas, expresan Barry y Chorley (1985)

El interés actual por el clima se fundamente en que estamos ante la primera crisis climática desde que la Climatología se ha convertido en disciplina científica y por la convicción del papel desempeñado por el hombre sobre esta crisis. Hasta la década 1840/1850 los estudiosos no se habían dado cuenta que el clima había sufrido cambios a lo largo del tiempo, pero a partir de esos años, los avances, fundamentalmente en la física, en las ciencias naturales y en la geología (a través del estudio y datación de fósiles), permitieron obtener pruebas irrefutables de la existencia de climas muy diferentes en distintas épocas geológicas, tales como las condiciones glaciales presentes en la historia de la Tierra.

No obstante, los únicos datos disponibles dignos de confianza, son los obtenidos durante los últimos cien años, a través de la observación y medición de los parámetros meteorológicos, por lo que sólo es posible investigar de manera adecuada las fluctuaciones climáticas recientes.  Y porqué especificamos o nos referimos a la expresión fluctuaciones climáticas recientes, porque consideramos que, desde el punto de vista de la Climatología, las diferencias observadas y detectadas en los parámetros meteorológicos corresponden, según su magnitud y duración, a fluctuaciones, variaciones u oscilaciones climáticas y no a cambios climáticos en sentido estricto, como es tan común escuchar y leer en las noticias de actualidad. Por lo tanto, en primer lugar, vamos a realizar a continuación, algunas aclaraciones desde el punto de vista conceptual.

La única fuente de información directa con que cuenta la Climatología es la observación y medición de los diferentes parámetros meteorológicos. El conjunto de observaciones realizadas en las distintas estaciones meteorológicas forman las series climáticas, que son la información básica necesaria para el estudio del clima.

El clima de un lugar es, según Cuadrat y Pita (1997) “la generalización estadística de su comportamiento atmosférico, considerado éste como estable o estacionario, aunque enormemente variable en el tiempo”. Este sistema con su funcionamiento, genera como resultado el mosaico climático mundial, que es estable, lo que a su vez se traduce en el hecho de que el sistema es un sistema en equilibrio, pero a su vez es variable “dado que el equilibrio del sistema no es un equilibrio estático sino dinámico”.

Ahora bien, esto no ha sido siempre así; existen numerosas evidencias que demuestran que en épocas pasadas, los climas de la Tierra presentaban una configuración espacial diferente de la actual (pinturas rupestres expresivas de paisajes de sabanas en el actual desierto del Sahara, reliquias de vegetación criófila en zonas hoy cálidas, etc.). Desde hace tiempo se conoce que en un pasado remoto se produjeron lentos pero muy importantes cambios en el clima y, a grandes rasgos, se puede diferenciar entre:

a.    cambios climáticos producidos en épocas geológicas: son los que ocurrieron durante el precámbrico, el paleozoico superior y los períodos glaciales de fines del mesozoico y principios del cuaternario,

b.    cambios u oscilaciones que se efectuaron en épocas históricas: son los que comprenden los últimos 10.000 años, "breve período geológico hasta nuestros días”, en el cual los índices paleoclimáticos indican que la Tierra conoció condiciones climáticas cambiantes, pero dentro de límites mucho más estrechos que los anteriores, caracterizados por ritmos de expansión y recesión de los hielos polares y de los glaciares de montaña, a intervalos de 2.000 a 3.000 años, conocidos como “ciclos neoglaciales", y

c.    variaciones y fluctuaciones climáticas recientes: son las que comprenden los años posteriores a 1850 hasta la actualidad.

Debido a que las escalas temporales de variación que presenta el sistema climático son muchas: anuales, estacionales, decenales, seculares, milenarias, etc. se dificulta, no sólo la identificación, sino la propia conceptualización de la expresión “cambio climático”, lo cual se refleja en la diversa nomenclatura existente al respecto. Incluso la clasificación propuesta por la Organización Meteorológica Mundial, que utiliza nueve conceptos diferentes para definir este hecho, atribuye a la expresión “cambio climático” un carácter general, válido para englobar todas las formas de “inconstancias climáticas” cualquiera sea su naturaleza estadística y su causa, configurando una nomenclatura tan abundante y detallada como confusa, tal como manifiestan Cuadrat y Pita (1997):

1. Cambio Climático: término general que engloba todas las formas de inconstancia climática, cualquiera que sea su naturaleza estadística (o su causa física).

2. Discontinuidad climática: cambio climático que consiste en una modificación más bien brusca y permanente de un valor “medio” a otro, acaecida durante el período de observación.

3. Fluctuación climática: inconstancia climática que consiste en cualquier forma de modificación sistemática, sea regular o irregular, a excepción de la “tendencia” o de la “discontinuidad”. Está caracterizada por al menos dos máximos (o mínimos) y un mínimo (o máximo), incluidos los situados al principio y al final de la serie.

4. Oscilación climática: “fluctuación” en la cual la variable tiende a cambiar gradual y regularmente entre máximos y mínimos sucesivos (por oposición a vacilación). 4

5. Periodicidad climática: “ritmo” en el cual el intervalo de tiempo entre máximos y mínimos sucesivos es constante o casi constante durante todo el período de observaciones.

6. Ritmo climático: “oscilación” o “vacilación” en la cual los máximos y los mínimos se presentan a intervalos de tiempo aproximadamente iguales.

7. Tendencia climática: “cambio climático” caracterizado por una disminución o un aumento regulares y monótonos de los valores medios durante el período de observación. El término no queda restringido a un cambio lineal en el tiempo, sino caracterizado por un solo máximo y un solo mínimo en los puntos finales de la serie.

8. Vacilación climática: “fluctuación” en la cual la variable climática tiende a permanecer alternativamente en torno a dos (o más) valores medios, y a pasar de un valor medio a otro a intervalos regulares o irregulares (por oposición a “oscilación”).

9. Variación climática: una “fluctuación” o una componente de ésta cuya escala temporal característica es lo suficientemente amplia como para conducir a una inconstancia apreciable de las medias (normales) sucesivas de las variables, calculadas para un período de treinta años. [1]

La realidad, sin embargo, es que desde el punto de vista de la Climatología, la expresión “cambio climático” se ha utilizado y se utiliza en el sentido de una discontinuidad o ruptura más bien brusca y permanente, de las condiciones existentes hacia otras diferentes, es decir, desde unos valores característicos de la serie a otros valores. Consecuentemente, el cambio climático implicaría el paso de un estado climático a otro”, y podría definirse, por la existencia de una modificación relevante en alguno de sus valores, como podría ser, por ejemplo, la media de un parámetro, su variabilidad o ambas simultáneamente, y que tendrían gran permanencia en el tiempo.

Esta ha sido la definición que tradicionalmente se ha hecho del cambio climático en los estudios climatológicos, lo cual implica que se definiría básicamente por su magnitud tanto como por su dimensión espacial y temporal, ya que ambas tienen un papel importante en su definición, porque el mismo suele ir asociado a permanencia (ante su larga duración) y a un extenso ámbito espacial, y con este significado fue utilizado hasta mediados de los años 1970. La confusión de expresiones y conceptos es un hecho que surge durante los últimos años, debido al mal uso y abuso que se hizo de la expresión cambio climático, fundamentalmente por los no especialistas en el tema, ya que desde la Climatología, los conceptos siempre han sido claros y utilizados con claridad. Teniendo en cuenta estas consideraciones, entendemos por:

- Cambio climático: cuando la variación en alguno de los componentes del sistema es lo suficientemente importante como para alterar su equilibrio, dando lugar a un equilibrio nuevo tras un período de transición entre ambos. Ello supone que la “anomalía” en un componente ha sido lo suficientemente importante como para rebasar el umbral de estabilidad del sistema; esta anomalía influye a su vez en otro componente del sistema, que su vez repercute en otro, y así sucesivamente, en consecuencia el sistema no tiene ya una dinámica propia de un sistema estacionario, sino de un sistema que cambia, que experimenta una tendencia clara hacia otra situación, pudiendo llegar a alcanzar un nuevo equilibrio en un momento dado.

Así pues, un cambio climático, por oposición a una mera anomalía o fluctuación, presenta ciertos caracteres que lo definen y que pueden sintetizarse en tres:

·  el sistema no vuelve ya a su estado anterior, sino que evoluciona hacia un nuevo estado, diferente al anterior, hasta alcanzar un nuevo equilibrio,

·  el cambio afecta a todo el sistema en virtud de las interrelaciones que se establecen entre todos sus componentes,

·  las anomalías locales no serán ya compensatorias y mantenedoras del equilibrio global, porque ahora lo que se está produciendo es, precisamente, la ruptura del equilibrio.

Queda, por lo tanto, circunscrito a aquellos cambios de gran magnitud (de 6 a 10° C más elevados o inferiores a los actuales) y gran escala temporal y espacial (con una duración de al menos miles de años y a nivel planetario o hemisférico), donde el cambio es la norma y no la excepción (BRUNIARD, 1999), mientras que entendemos por:

- Oscilación climática, aquellas variaciones que abarcan una escala temporal de varias décadas a siglos y milenios.

- Variación climática, cuando las fluctuaciones son lo suficientemente largas como para influir en una media de 30 años.

- Fluctuación climática, las diferencias de corto período de duración (por ejemplo estacional, interanual, decenal).

Para mayor claridad en los conceptos, se presenta en la Figura 1, algunas formas de fluctuaciones y variaciones climáticas relacionadas con la variabilidad climática, que es necesario tener en cuenta a la hora de evaluar la misma.

 

 
     
  FIGURA 1. Tipos de fluctuaciones y variaciones climáticas. Tomado de: Natural Climate Variability on Decade to Century Time Scale (1999). National Academic Press, Washington, p. 7.  

A. La variabilidad climática puede presentar Variaciones o Fluctuaciones Periódicas que son similares en su naturaleza, al ciclo diario o anual, pero en este caso es un ciclo que tiende a durar de 10 a 100 años de longitud.

B. El clima puede también experimentar una repentina Discontinuidad o Salto desde su estado corriente a un estadio diferente, caracterizado por significativas condiciones de enfriamiento o calentamiento.

C. Puede mostrar una Tendencia descendente (o ascendente) continua antes de alcanzar un nuevo estado de referencia o nivel de base estable.

D. Por último, el clima puede mantener lo que aparentemente es un estado tranquilo o estable cuando se lo caracteriza por una variable específica como la temperatura media anual, pero las variaciones en algún otro parámetro como la temperatura estacional, la amplitud diurna de la temperatura, la frecuencia de tormentas, etc., pueden indicar que ha tenido lugar un cambio significativo a través de un Aumento en la Variabilidad del mismo.

Se puede concluir, por lo tanto, que el problema principal radica en el sentido que se le da actualmente a la expresión “cambio climático”, indicando con ella todas las formas de inconstancia climática (esto es, cualquier diferencia entre las valores a largo plazo de los elementos meteorológicos calculados para distintos períodos pero respecto a la misma zona), con independencia de sus causas físicas. De esta manera, por desconocimiento y mal manejo del término, desde los medios periodísticos y revistas de difusión se le asigna el carácter de cambio climático a cualquier fenómeno o evento poco común o que posea una magnitud mayor a la conocida o registrada hasta ese momento, cuando probablemente el fenómeno sólo sea poco frecuente, actitud que sólo genera confusiones y alarma entre la población, mientras que desde el punto de vista climatológico la expresión tiene un significado bien preciso y diferente.

Fluctuaciones y variabilidad de la temperatura media anual y estacional en el Norte Argentino

Realizadas estas aclaraciones, se va a analizar la marcha o comportamiento de la temperatura media anual y media estacional en las localidades del Norte de nuestro país, puesto que dentro de la “hipótesis de cambio climático” de la que tanto se habla, la temperatura es el elemento del clima al que más referencia se hace en relación con el denominado “calentamiento global”. La temperatura, por otra parte, es el elemento que probablemente influye más que cualquier otro sobre nuestro nivel de confort diario y, porque desde una perspectiva más amplia, la distribución de la temperatura global es la “máquina” que maneja el sistema climático de la Tierra. Tal como lo expresa Fernández García (1996), “la temperatura controla los patrones de la circulación general de la atmósfera, que a su vez influyen en la precipitación y en la evaporación, las trayectorias y la intensidad de las tormentas entre otros patrones climáticos de gran escala. Consecuentemente, mientras el impacto directo del cambio de la temperatura en la sociedad es considerable, su influencia en otros importantes atributos climáticos, son enormes”.

En la mayoría de los estudios e investigaciones llevados a cabo por especialistas de distintas partes del mundo, se hace referencia a que las mediciones y registros existentes, muestran que la temperatura del aire cerca de la superficie posee un sostenido y progresivo aumento desde finales del siglo XIX y principios del XX. Las mejores estimaciones sugieren que el aumento o calentamiento total ha sido de alrededor de 0.5º /0.6º C. Sin embargo, muchos investigadores también han cuestionado lo adecuado de estas estimaciones, por la relativa escasez de las mediciones globales a través del siglo, y porque el aumento no se ha producido al mismo ritmo, con la misma intensidad ni de manera uniforme en todo el planeta. Algunas regiones por el contrario, no registran el aumento global de la temperatura, sino una disminución de los valores térmicos, tales como: el centro y norte de Canadá, el sureste de Estados Unidos, el noroeste del Atlántico Norte, el centro de Africa, Tíbet, Bolivia. [2]

Nuestro país cuenta con la información meteorológica necesaria para detectar fluctuaciones a corto plazo y mediano plazo, ya que las series más extensas que se pueden conseguir, abarcan en la mayoría de las estaciones, el período 1931/2005. Cuenta al mismo tiempo, con una serie de inconvenientes, comunes a nivel mundial, relacionados con el emplazamiento de las estaciones, la recolección de los datos, cambios en los instrumentos, etc. Las estaciones meteorológicas existentes en el norte de Argentina, generalmente emplazadas en los aeropuertos y aeródromos locales, se muestran en la Figura 2. Si bien cada punto localizado representa una estación, no todas contienen el mismo período de información, e incluso muchas de ellas han sido levantadas a partir de 1960, de manera que sólo contamos con información para el período de estudio de las estaciones cuyos nombres figuran en el mapa.  

  FIGURA 2. Localización Estaciones Meteorológicas  

Dicha información, por otra parte, no siempre está completa, tales los casos de Las Lomitas (sólo cuenta con información desde 1951), Tucumán y Rivadavia (cuyas serie se cortan en 1990), y La Quiaca (que posee datos hasta el 2005 pero la década 1991/2000 está muy incompleta). No obstante, se han considerado estas dos últimas estaciones para el análisis, a las que se ha agregado la estación La Rioja para completar el panorama del norte de nuestro país.

Las series analizadas corresponden a las proporcionadas por el sitio web de la NASA–GISS (Goddard Institute for Space Studies) – Surface Temperature Análisis – Station Data, con la excepción de la estación Sáenz Peña, cuyos datos fueron proporcionados por el Ing. Angeloni, y que pertenecen a los registros del INTA de dicha localidad. [3]


[1]

De esta clasificación elaborada por la Organización Meteorológica Mundial, que se transcribió de Cuadrat, José M. y Pita, María F. (1997). Climatología. Madrid, Cátedra. Anexo I al Capítulo 10, pp. 481/482, surgen los siguientes interrogantes:

a. ¿cambio climático es toda/cualquier diferencia producida en los valores, sin tener en cuenta su naturaleza, causa o magnitud espacial y temporal, frecuencia, etc?

b. ¿Si una discontinuidad es un cambio, cuál es la extensión del período de observación: un año, diez, treinta, cien, etc.?

c. ¿Si la fluctuación es una inconstancia climática, fluctuación es lo mismo que cambio climático?

d. ¿La oscilación climática también es una fluctuación?

e. Si la periodicidad climática es un ritmo, el ritmo climático es una oscilación o vacilación, y la vacilación climática es una fluctuación, significa que no hay diferencias entre estos tres tipos de inconstancia climática, es todo lo mismo?

f. Nuevamente se habla de un cambio climático sin aclarar la magnitud de los valores ni la duración del período de observación, por otra parte, a qué se hace referencia con: “caracterizado por un solo máximo y un solo mínimo en los puntos finales de la serie”?

g. ¿De la misma manera, si una vacilación climática es al mismo tiempo una fluctuación climática, y una variación climática también es una fluctuación, qué se debe entender, en sentido estricto, por fluctuación climática?

h. ¿Reiteradamente, una variación climática también es una fluctuación?

[2]

Cf. Intergovernmental Panel on Climate Change. En: Third Assessment Report, Climatic Change 2001. The Scientific Basis. Cap. 2, Figuras 2.9.a a 2.9.d. Annual Temperatura Trends. 1901/2000; 1910/1945; 1946/1975 y 1976/2000, p. 116.

[3]

 El sitio web de la NASA-GISS Surface Temperature Analysis (GISTEMP) cuenta con las series históricas de la temperatura de superficie, con resolución mensual a partir de 1880, cuando se estableció una distribución global razonable de las estaciones meteorológicas. Los datos para el análisis provienen originalmente de los servicios meteorológicos nacionales de alrededor del mundo, que son posteriormente revisados, corregidos y actualizados mensualmente. Este sitio proporciona datos de unas 3000 estaciones, registros que han sido corregidos y normalizados para salvar errores tales como saltos o discontinuidades, debidos a cambios en los instrumentos y a la relocalización de las estaciones.


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