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La distribución
de los espejos y cauces de agua es uno de los aspectos naturales
observado y relevado en el documento histórico de 1789. En la
figura 4 observamos esta distribución, distinguiendo entre
cauces permanentes y espejos de agua como lagunas o bañados.

Figura 4.
Distribución de cauces y espejos de agua en carta de 1789.
A
partir de las imágenes correspondientes a diferentes momentos
temporales elaboramos un cuadro comparando las extensiones
aproximadas ocupadas por las áreas de humedal (tabla 1). Esta
secuencia de imágenes nos permite comparar el comportamiento de
estos humedales en los últimos 217 años, reflejando en general,
una marcada regresión de los mismos.
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Año: 1789
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Año: 1989 |
Año: 2001 |
Año: 2006 |
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Carta 1789 |
Imagen Landsat TM 1989 |
Imagen Landsat TM 1989 |
Imagen
Landsat TM 2001 |
Imagen Ikonos
2006 |
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Humedal de
Lagunas de Guanacache
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83.6
km |
174
km2 |
30.2
Km. |
59
km2 |
75
km |
55
km2 |
57.6
km |
48.6
km2 |
27.1
km
|
11.7
km2 |
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Humedal de
Lagunas de San Miguel
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96
km |
353
km2 |
91
km |
274
km2 |
91
km |
274
km2 |
162
km |
111
km2 |
327
km
|
341
km2
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Humedal de lagunas al sur de San Miguel
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166
km |
125.4
km2
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71.8
km |
36
km2 |
72
km |
36
km2 |
No incluido en la imagen |
No incluido en la imagen |
No se observa |
No se observa |
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Tabla 1. Comparación de extensiones aproximadas de áreas
ocupadas por humedales en diferentes momentos temporales
Se destaca el
humedal de lagunas de Guanacache como el que sufrió una mayor
retracción respecto del área ocupada según el registro del año
1789 (figura 5).

Figura 5. Dos
fotografías del ambiente de lagunas de Guanacache-Rosario: Izq.
1939: laguna de la Balsita (a pleno). Der. 1996. Laguna del
Rosario (seca) (Chiavazza 2001, Roig et al 1999). 1. Bordos, 2.
Laguna izq y fondo de laguna der.
El de San Miguel se presenta como el humedal con
menores variaciones ya que de acuerdo a las imágenes del año
2006, se observa un crecimiento en la extensión del área ocupada
por el mismo. Aunque disminuido en comparación con lo graficado
en 1789.
El humedal de
lagunas al sur de San Miguel (Arroyito) es el que mayores
variaciones experimentó, a tal punto que no se observan lagunas
ni bañados, detectándose un proceso de desecación intenso. De
todos modos, sabemos por informantes locales que en ciertas
temporadas experimentó un crecimiento considerable a partir de
los desbordes del río Desaguadero. En 2005 prospectamos la zona
y pudimos observar un notable crecimiento entre agosto y
diciembre (figura 6).

Figura 6. Sector
del río Desaguadero al sur de San Miguel (33º
19` 18” LS -
67º 10` 4.1”
LW ) en setiembre (izq) y diciembre del año 2005: 1. margen
este, 2. margen oeste, 3 margen oeste) en los tres puntos se
nota el claro ascenso del nivel del río y desborde, que
estimamos en unos dos metros (Chiavazza y Prieto 2009).
En la figura 7
se observa en detalle la regresión del Humedal de San Miguel. La
comparación se realiza sobre las imágenes correspondientes a los
años 1989, 2001 y 2006. La imagen correspondiente al año 1989
responde a una situación excepcional por tratarse del año
posterior al año niño húmedo, con crecidas importantes de los
ríos Mendoza y San Juan. El fenómeno Niño húmedo ocasiona
grandes nevadas en la Cordillera de los Andes en período
invernal y abundantes precipitaciones en el llano en período
estival. Diferentes autores han trabajado sobre las
consecuencias de este fenómeno, para Mendoza, nos interesa
destacar el trabajo realizado por Prieto, Herrera y Dussel,
acerca de las variaciones en el caudal del río Mendoza como
consecuencia de dicho fenómeno (Prieto et al, 1995) ya que
coincidirían sus análisis de secuencias de caudales con las
consecuencias visibles en el desarrollo y retracción del humedal
(figura 7).

Como
ya mencionamos, el Humedal de lagunas de Guanacache sufrió
considerables retracciones. En la figura 8 se observa un
importante proceso de desecación en la mayoría de las lagunas de
este ambiente y el encogimiento de las áreas ocupadas por otras.
La
secuencia observada en la figura 8 ocurrió en un lapso de 12
años.

Figura 8.
Comparación del Humedal de lagunas de Guanacache en diferentes
momentos temporales.
En el caso del Humedal de lagunas y bañados al
sur de San Miguel es el que más variaciones sufrió debido a que
se observa en las imágenes una desecación total en algunas
lagunas y parcial en otras, generando un proceso de
desecamiento
que no sólo destruye la capacidad fértil del suelo sino que
también degrada los recursos del área. En la figura 9 se observa
este ambiente en dos momentos temporales diferentes, en 1989,
aún con algunas lagunas con agua, pero en el año 2001 no se
observan lagunas presentes, ni bañados, sólo el cauce del río
Desaguadero. Por el contrario, las áreas que antiguamente
estaban ocupadas por lagunas actualmente poseen un suelo
infértil, con escasa capacidad para la vida animal y vegetal.

Figura 9. Comparación del humedal de
lagunas al sur de San Miguel en diferentes momentos temporales.
Conclusión
El postulado
inicial sostiene que la integración de imágenes de diferentes
etapas y estaciones con información cartográfica documental
histórica, permite reconocer diferencias en las condiciones del
ambiente, caracterizar su proceso y definirlo sobre el plano
actual del territorio de explotación y los espacios de ocupación
humana. De este modo se logra reflejar la dimensión espacial de
las relaciones establecidas entre sociedad y entorno natural.
La integración de
información de diferente formato integrada por medios
tecnológicos permitió definir una marcada variación en la
disponibilidad del recurso agua en los últimos 200 años. Esta
variación significó el retroceso en las extensiones de algunos
humedales y en el desecamiento casi total en otros, aspecto que
si bien es claro y notorio, pudo ser mensurado en superficies
concretas. A partir de esto, es esperable que las áreas
probables de ocupación que históricamente estuvieron vinculadas
a la situación que presentaban estas áreas de humedal
experimenten cambios al ritmo de su desarrollo o retracción. En
ese sentido, es interesante observar que la contracción
permanente desde el siglo XVIII en adelante, con situaciones
excepcionales de avance puntual, coincide con los procesos de
ocupación y reducción poblacional analizados desde estudios
arqueológicos y documentales. Los estudios arqueológicos,
comparando situaciones ocupacionales entre tierras bajas de
humedal, campos de médanos y cauces, tierras intermedias del
piedemonte y altas de precordillera, han permitido definir el
carácter concentrador de poblaciones que tuvieron los humedales
desde los 1600 años AP. en las planicies del NE de Mendoza (Chiavazza
2001, 2007, Chiavazza y Prieto 2009, Prieto y Chiavazza 2006).
Allí se registraron ocupaciones que tuvieron un carácter
interanual a modo de bases residenciales habitadas durante todas
las estaciones del año, abocadas a la explotación específica de
recursos de humedal, evidente en los registros zooarqueológicos.
La pesca tuvo un rol gravitante, no sólo en la economía, sino en
los procesos de complejidad que devinieron en modos de
integración sociopolítica de cacicazgos entre los huarpes; la
que no estuvo atada a sistemas agrícolas tanto como a recursos
propios del humedal (Chiavazza 2007).
En
tiempos de la temprana colonia (siglos XVI-XVII) estos espacios,
aun plenamente desarrollados, sirvieron de refugio a las
poblaciones nativas que se resistían al trabajo impuesto por la
encomienda (Prieto 2000), dato expuesto por los propios
sacerdotes misioneros que la transitaban desde inicios del siglo
XVII. De este modo, el noreste provincial se transformó en el
reservorio de fuerza de trabajo y recursos que eran demandados
en consonancia con el crecimiento del oasis irrigado.
Desde este punto
de vista histórico como base a las consideraciones actuales de
la Convención Ramsar sobre humedales, como es el reconocimiento
de la importancia que poseen estos ambientes de humedal para las
comunidades humanas que subsisten a partir del mismo; el
análisis del retroceso o desecación en ellos permite entender la
afectación no solamente de sobre poblaciones del entorno
inmediato, sino que también permite comprender como su
afectación incide en la generación de procesos de aridez
elevando a una escala más amplia y compleja las consecuencias
negativas de dicho proceso.
De acuerdo con
los objetivos planteados se confirma el potencial del método
analítico aplicado sobre los datos documentales. Esto nos
permite verificar que la disponibilidad de mayor cantidad de
imágenes que contemplen situaciones estacionales diferenciadas
según años de condición climática conocida, la evaluación de
correlación entre situaciones ambientales y disponibilidad de
recursos permitirá proponer hipótesis referidas al modo de
adaptación humana y sus cambios en los patrones de asentamiento.
Próximos estudios
que integren datos de aspectos naturales, como las variaciones
en las características biogeográficas de la región, y de
aspectos humanos, como la distribución histórica y actual de los
asentamientos humanos en el sector, analizados mediante las
geotecnologías permitirán comprender con mayor profundidad las
variaciones en la interrelación experimentada entre ambiente y
sociedad en el proceso histórico del norte de Mendoza.
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