CARACTERÍSTICAS SOCIALES  DEL PEQUEÑO PRODUCTOR DEL CENTRO Y SUDOESTE CHAQUEÑO A FINES DE LOS 90

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2.-  El contexto espacial

La provincia del Chaco presenta una actividad económica primaria que se divide básicamente en dos subsectores: el agrícola y el ganadero. La actividad agropecuaria participa en promedio con el 16% del producto bruto geográfico (P.B.G). provincial; dentro del mismo la agricultura ocupa el primer lugar con el 65 %, seguida por la ganadería con un 24 % y en tercer lugar, con un 6%, la actividad forestal, reducida en los últimos años como consecuencia de la sobreexplotación y disminución de la demanda tanto del mercado interno como del internacional (Pertile, 2003).

La base de la estructura productiva agrícola está dada por el cultivo del algodón, primacía que por décadas caracterizó la economía de la región. Las prácticas culturales en los llamados núcleos algodoneros localizados en territorio formoseño, chaqueño, santiagueño y santafecino, responden a una variada gama de causas entre las que se destacan el factor humano, imprimiendo características particulares a la estructura agraria, y un medio natural cuyas condiciones térmicas y pluviométricas aportan  condiciones,  al menos adecuadas, para el desarrollo del ciclo vegetativo del mismo.

Dentro de este amplio marco, el espacio geográfico que abarca nuestro estudio está circunscripto a dos departamentos de la provincia del Chaco: Independencia y General Belgrano. La elección de ambos responde al importante peso del cultivo algodonero en sus estructuras agrarias y económicas, por corresponder a dos subcuencas de producción diferente, la del Centro y Sudoeste, a los elevados porcentajes de explotaciones con extensión inferior a 100 ha. --45,2% y 54,9% respectivamente-- a los que consideramos como pequeños productores[2]. Asociado a esto, se consideran también los altos índices de población rural --52,4% y 48,7%-- y de población en zonas rurales con necesidades básicas insatisfechas --64,3% y 66,3%--[3].

3.- Objetivo, metodología y fuentes. La encuesta

El objetivo de este trabajo es analizar cómo las nuevas pautas económicas en la actividad agropecuaria han provocado el deterioro de la  calidad de vida[4] del pequeño agricultor en el Chaco.

El análisis de la situación social de los pequeños productores se realizó a partir de la utilización de distintas fuentes de información, como fueron el Censo Nacional de Población de 1991; datos del Ministerio de la Producción de la provincia del Chaco y básicamente las encuestas aplicadas a los pequeños productores. EPPACh-01 (Encuesta a Pequeños Productores Algodoneros del Chaco – 2001).

El formulario de encuesta fue elaborado a partir de los objetivos propuestos en el trabajo y de los cuales se derivaron las variables a utilizar. Básicamente se trató de indagar acerca de la situación socio-económica del pequeño productor del Centro y Sudoeste de la provincia del Chaco. En este caso  únicamente haremos referencia a la situación social  en relación con la calidad de vida[5] .

3.1.- Características del cuestionario

La EEPACh-01 se realizó en base a una muestra de 65 productores de ambos departamentos. Se recabaron datos referidos a: la superficie total, tenencia de la tierra, uso del suelo, producción, mano de obra, nivel tecnológico, condiciones de la vivienda, e información sociodemográfica del productor y su familia, entre otros. En total el cuestionario contiene 20 grandes temas,  o variables, divididos en subtemas.

Los ejes temáticos de la encuesta están dirigidos a averiguar la  calidad de vida[6] y la  capacidad productiva del pequeño productor del Sudoeste chaqueño. Estos ejes temáticos fueron operacionalizados[7] en forma de indicadores y preguntas. Nuestro primer paso fue definir conceptualmente las variables.

Para el análisis de calidad de vida del pequeño agricultor, utilizamos las siguientes variables:

·        Datos sociodemográficos: consideramos a la edad del productor, educación de los integrantes del grupo familiar, la salud y el hacinamiento. Si bien a la edad del productor fue incluida en el conjunto de las variables que explican la capacidad productiva, el nivel de análisis para apreciar la calidad de vida es diferente.

·        Equipamiento de la vivienda: incluimos los servicios básicos como ser: agua para consumo familiar, tipo de baños, iluminación, combustibles para cocinar, comunicaciones.

·        Características físicas de las viviendas: nos interesan, fundamentalmente los materiales con que se construyeron las viviendas, es decir tipo de pisos, paredes, techos, puertas y ventanas.

 

4.-  La situación del sector agrícola en el marco de la globalización

La globalización económico-financiera ha originado una nueva cultura y una nueva política. Cáceres (1998), sostiene que la cultura de la globalización es la cultura capitalista y la nueva naturaleza del proceso político se define alrededor del poder económico de las compañías transnacionales. En efecto, la globalización demanda la liberalización del sector agrícola a través del debilitamiento o de la eliminación de las estructuras institucionales que fueron creadas como soporte de la agricultura. Un ejemplo práctico de esta liberalización, lo constituye la eliminación de las juntas comercializadoras o reguladoras de la actividad agrícola. Esta transnacionalización de las políticas agrícolas elimina objetivos nacionales para el sector, tales como la seguridad alimentaria, la paridad urbano-rural o el apoyo financiero estatal. La liberalización agrícola aumenta el conflicto entre los productores y los comercializadores de productos agrícolas; los productores no tienen movilidad económica y se debilita su estructura social, en tanto que los comercializadores operan a nivel global y la liberalización les permite el acceso a fuentes globales de abastecimiento.

Bajo este modelo transnacional, la importancia política de los agricultores se reduce en forma dramática, ocupando una posición subordinada a los intereses agro-alimentarios. En este esquema los pequeños y medianos productores son perjudicados por las instituciones de agro-negocios[8], mientras que los intereses de los grandes productores coinciden con las de estas últimas. Dada la concentración de la comunidad agrícola, las Cooperativas y Federaciones fueron perdiendo importancia en los últimos años. Asimismo, el pequeño productor se halla imposibilitado de usar tecnología e insumos que hagan actualmente rentable su trabajo y  no han desarrollado una visión global y coherente para conectarse con el proceso de globalización, perdiendo de este modo, la capacidad de desarrollar sus opciones (Cáceres, 1998).

Apoyándonos en las ideas de  Charles Tilly (1991), quien sostiene que si las diferentes sociedades van siguiendo procesos de cambio similares con cierta independencia respecto a los demás, deberíamos entonces construir análisis  históricos concretos de los amplios procesos que caracterizan a nuestra época, es decir análisis que se refieran a tiempos, lugares y personas reales, en un momento definido.

Por lo tanto, para comprender la realidad del Centro y Sudoeste chaqueño, debemos partir de considerar el contexto provincial y regional en el que se encuentra inserto dicho espacio en estudio. Para ello no debemos dejar de mencionar que los procesos que condujeron la configuración de la estructura regional Argentina, dieron como resultado una conformación espacial desigual, de acuerdo al grado de penetración, implantación y difusión del sistema de relaciones económico-sociales capitalista  en el espacio nacional. De este modo se originaron áreas diferenciadas, por un lado las más desarrolladas, que concentraron históricamente gran parte de la actividad y potencial económico (área metropolitana  y otros  polos menores como ser Santa Fe, Córdoba) y por otra parte, el resto del país, con características de marginalidad y en algunos casos de extrema pobreza. En definitiva, podemos afirmar que la realidad de cada espacio en estudio debe ser estudiada abarcando todos los procesos que le dieron origen, le imprimieron sus características peculiares, en un momento determinado y en un espacio definido.

El agro argentino desde fines de la década del ´80 se encuentra atravesando procesos de significativa reestructuración como ser: cambio de mercados como resultado de la apertura a la economía mundial, procesos de modernización tecnológica, modificaciones en la función del Estado en términos de redistribución de los excedentes agrarios, etc. Esta nueva situación ha determinado el aumento de requerimientos de capital para poder continuar en la producción (Bidaseca, Gras y Mariotti, 2000).

Asimismo, las transformaciones económicas y sociales que caracterizaron a la década del ‘80 tuvieron un notable impacto en las condiciones de vida de la población, a tal punto que crecientes grupos sociales se vieron excluidos de las posibilidades de atender sus necesidades básicas (Carlevari, 1996). Dichas transformaciones también abarcaron a las poblaciones dedicadas al agro y la evidencia más notable fue el deterioro del nivel de vida del pequeño agricultor, como consecuencia de la pérdida de competitividad, a lo que debemos sumarle la disminución del empleo de mano de obra contratada por los grandes productores –dada la alta tecnificación- lo cual determina una disminución en los ingresos de las familias dedicadas a la agricultura, sobre parcelas medianas o pequeñas.

Los pequeños agricultores de nuestra región han estado cautivos de ineficiencias crónicas como adquisición y utilización de insumos y equipos, administración de sus predios, conservación y almacenaje de sus cosechas y comercialización de lo producido. Fueron precisamente estas ineficiencias las que determinaron que la mayoría de los pequeños agricultores generara volúmenes reducidos, de mala calidad, con costos unitarios de obtención muy altos y los vendieran a bajos precios[9]. Esta falta de rentabilidad determinó la gran migración rural, propia de los últimos 20 o 30 años, por la expulsión de los agricultores hacia las periferias urbanas.

Dentro de este contexto, los agricultores pierden capacidad de desarrollar sus opciones y son absorbidos por las innovaciones tecnológicas de las empresas transnacionales; por otra parte dentro de este modelo internacionalizado, los pequeños y medianos productores tienden a ser perjudicados por las mega-empresas, cuyo esquema de producción se caracteriza por el alto aporte de capital y tecnología.

 


[2]

 Los técnicos del INTA , especializados en producción agrícola afirman que en la actualidad la explotación algodonera para ser rentable debe tener entre 300 y 500 has., por lo tanto las explotaciones de menos de 100 has. pasaron a ser pequeñas explotaciones, respecto a lo que se consideraba unidad económica agrícola algodonera  tres décadas atrás.

[3]

Se considera Población con Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI) a la que se caracteriza por alguna de las siguientes condiciones: - habitan más de tres personas por cuarto; - viven en viviendas precarias o de inquilinato; - faltan en ellas retrete con descarga de agua; - tuvieran algún niño en edad escolar (6 a 12 años) que no concurra a la escuela. Este índice surge de los datos del Censo Nacional de Población, la información fue procesada por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC, 1994).

[4]

Los indicadores utilizados por diversos autores para definir el concepto de calidad de vida son relativos; se afirma que algunos de esos indicadores son objetivos y otros subjetivos, materiales o espirituales; por lo tanto la mayoría de los analistas se conforman con utilizar los mensurables (Yanes y Liberali, 1986)  En otras palabras, las variables objetivas que se utilizan para evaluar la calidad de vida de un grupo determinado de habitantes,  deberían estar acompañadas por el componente perceptivo, a los efectos de evaluar, de acuerdo a la opiniones de los habitantes, el nivel de satisfacción de sus necesidades y sus preferencias habitacionales y espaciales (variables subjetivas).

[5]

Con  relación a la encuesta debemos aclarar que se realizó una pasantía en el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria, Centro Regional Chaco-Formosa, a los efectos de profundizar conocimientos en la elaboración de Muestreo y del Formulario de Encuesta con su correspondiente codificación.

[6]

Por lo general el concepto de calidad de vida se relaciona con la satisfacción de las necesidades del ser humano. Las necesidades son aquellas que tiene el individuo y son de diversa índole y naturaleza. El grado de satisfacción (o no satisfacción) de esas necesidades va a definir los niveles de calidad de vida del grupo humano observado (Bravo y Vera, 1993.)

[7]

La operacionalización de un concepto implica la búsqueda de indicadores concretos, empíricos, capaces de traducir en términos de variables el planteamiento conceptual involucrado (Bravo y Vera, 1993.)

[8]  Los agronegocios están  caracterizados por un esquema de producción integrado, con alto aporte de capital y tecnología.
[9] Podríamos comparar a estos agricultores con lo que Castells denomina trabajadores genéricos, es decir , aquellos que no han tenido capacidad de reprogramarse, por no incorporar información y conocimiento, mas allá de la capacidad de recibir y ejecutar señales. (Castells,1998.:121)
   

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Instituto de Geografía (IGUNNE). Facultad de Humanidades. UNNE. Resistencia, Chaco. Argentina