LA VULNERABILIDAD EN LAS ESTRUCTURAS Y PROCESOS DEMOGRÁFICOS DEL CHACO
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Los riesgos que surgen en las sociedades a partir de los cambios sociales y demográficos requieren de la capacidad para controlarlos. Esto último depende del grado de vulnerabilidad (inseguridad y desprotección) a que está sujeta la población y de las desigualdades económicas (pobreza). Las diferentes conductas demográficas (fecundidad, migración), los índices de dependencia y los procesos demográficos generan situaciones que modifican constantemente los riesgos sociodemográficos a los que se ve expuesta la población. 1. La vulnerabilidad asociada a las variables demográficas Existen
factores de vulnerabilidad relacionados con las características geográficas,
económicas e institucionales de las sociedades y para analizarla es necesario
conocer las particularidades de la población expuesta al riesgo. Las variables
demo-gráficas que estimulan la vulnerabilidad plantean riesgos que provocan un
impacto social en los procesos y estructuras demográficas. Esos componentes
del crecimiento como así la estructura han variado constantemente en las
diferentes épocas:
[1] 1.
La fecundidad alta
al principio, significó un aporte al crecimiento de la población aunque
limitada por los elevados valores de la mortalidad. En la teoría de la
transición demográfica la mortalidad y los factores que la provocan
implican el cambio de la estructura social. Por lo tanto, si no ocurrieran esas
transformaciones tampoco cambiaría la fecundidad. La natalidad en la provincia
del Chaco presenta valores altos y muy elevados en las áreas del centro y
oeste, mientras que el oriente y sudoeste tiene valores medios y bajos. De
todas maneras, en el largo plazo en las formas en que se organiza la sociedad y
la economía, la baja mortalidad produce efectos demográficos tendientes a
reducir la fecundidad hasta el presente. La amenaza se observa en la demora en
la disminución de la misma en los grupos más pobres y en la maternidad
adolescente. La actitud pasiva y la sensación de impotencia aislan a las jóvenes
sin educación, pobres y sin asesoramiento ni capacidad para comprender la
planificación familiar. Mapa N°1. En el mapa de fecundidad general de la provincia se observa que la misma es alta en las divisiones administrativas del oeste, a la vez que revela una fecundidad global de más de 4 hijos por mujer. Esta característica se hace extensiva a algunos departamentos del centro provincial. Esa localización se repite en la relación niños/mujeres. Los máximos valores se dan en las mismas jurisdicciones donde la fecundidad es alta, con una proporción de mujeres de 15 a 49 años inferior a 45%. Mapa Nº 2. La
fecundidad en la provincia presenta dos sectores bien diferenciados en cuanto a
los valores que representa cada área analizada. Tanto la fecundidad general
como la global tienen sus máximos en el occidente provincial y no precisamente
donde la proporción de mujeres de 15 a 49 años es mayor. Los máximos valores
de estos últimos se encuentran en los departamentos con ciudades importantes y
más urbanizados aunque con valores inferiores a 100 (baja) de fecundidad
general y menos de 2,5 hijos por mujer. Sin embargo las áreas con mayores
valores (más de 150 de Fec. Gral. y más de 4 hijos por mujer) se corresponden
con la existencia de menos de 45% de mujeres en edad de procrear. Mapa
Nº 3. A partir del fracaso de la economía, de la urbanización y de la emigración, se transformó la forma de pensar, en la cual era importante tener una familia numerosa. Sin embargo los grupos menos favorecidos, sin instrucción suelen continuar con comportamientos reproductivos altos y con elevada fecundidad (comienzo de su vida reproductiva a edades más tempranas y mayor frecuencia de los nacimientos) constituyéndose en producto y causa de la pobreza. Comenzar la procreación a una edad precoz restringe a la mujer las perspectivas de realización personal y transmite esa situación a sus hijos convirtiendo la vulnerabilidad individual en una vulnerabilidad social (pobre desarrollo fisiológico, escolaridad incompleta, iniciación sexual precoz, delincuencia y paternidad temprana).
2.
La morbilidad y la mortalidad
han presentado altibajos. Al comienzo las altas tasas se debieron a las malas
condiciones de vida de la población, a la falta de políticas de salud, al
hacinamiento de las viviendas, a las condiciones insalubres, enfermedades
respiratorias y gastrointestinales, entre otras. Posteriormente con la aplicación
de legislación en materia de salud pública se introdujeron mejoras en las
condiciones sanitarias y, los adelantos en la medicina controlaron notablemente
la morbilidad y la mortalidad. A pesar de los logros alcanzados, se puede
seguir mejorando
especialmente en el área de la mortalidad infantil, indicador sensible del
estado de atención de la salud y de las condiciones de vida de la población. Los
indicadores que revelan las diferencias sanitarias son la mortalidad y la
morbilidad de la población en los distintos estadios de la vida (infantil, niñez,
adolescencia, juventud, adultez y vejez). A pesar de la evidente baja en
los valores de mortalidad infantil, la provincia del Chaco posee la tasa
más alta del país (26.7 por mil en 2002), seguido de Formosa con 25.5 por
mil, Tucumán
con 24.3 y Corrientes 23.8. |
Instituto de Geografía (IGUNNE). Facultad de Humanidades. UNNE. Resistencia, Chaco. Argentina |