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COMPONENTES DEL INDICADOR DE DESARROLLO HUMANO (IDH).

 LA SITUACIÓN DE LAS PROVINCIAS DEL NORDESTE ARGENTINO 

EN LA DÉCADA DEL ’90.

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A MODO DE CONCLUSION

 Hemos observado, a través del análisis de los tres componentes principales del Indicador de Desarrollo Humano, que las provincias del Nordeste Argentino presentan, en conjunto,  características de marginalidad social, ya que los indicadores analizados se dan en valores a veces muy alejado de los promedios nacionales y en algunos casos de otras provincias o distritos; esto hace que junto con las vecinas provincias del Noroeste sean consideradas como el área del país que refleja las menores condiciones sociales para el desarrollo de su población.

 De acuerdo a lo observado en lo referido a la situación educativa no podemos negar que contar con un promedio de alfabetismo del 97%, ó un promedio de 8,13 años de escolaridad, es indicativo de los logros que se fueron dando en el Sistema educativo en nuestro país. Aún así es de esperar mayores mejoras si consideramos el proceso de transformación que comenzó a darse en la década del 90, especialmente en lo que hace al aumento de años de escolaridad básica obligatoria operado en el marco de la implementación de la Ley Federal de Educación [4]. Si bien el análisis se basó en indicadores de principio de la década del 90, los datos del próximo Censo Nacional de Población darán cuentas de los avances y resultados concretos. 

No obstante ello, tampoco podemos negar que algunas provincias de nuestro país lejos están de alcanzar los promedios mencionados y, como hemos observado al tratar este tema, las provincias del Norte son las que más se encuentran alejadas del referente nacional, a la vez que presentan altos índices de Privación en Educación.

Si tenemos en cuenta que el acceso a la educación general básica constituye un avance en la generación de igualdad de oportunidades, debemos concluir que un gran porcentaje de la población del Nordeste carece de esta oportunidad, ello también supone una mayor marginación de la población que habita estos espacios ya que las demandas de la sociedad actual, especialmente en el área laboral, exige cada vez más y mejores conocimientos.

Por otro lado, el análisis de las variables relacionadas con la situación sanitaria, guardan mucha similitud con lo mencionado para educación. Si bien la expectativa de vida de la población argentina es alta -72,4 años-, existen áreas, entre ellas las provincias de Chaco y Formosa, con una esperanza de vida que no llega a los 70 años.

En general, los datos que hemos manejado para el análisis de algunos aspectos relacionados con la situación sanitaria en las cuatro provincias, revelan la gravedad de la situación para la población de esta parte del país y más aún si a ello agregamos algunos indicadores de la situación laboral, ya que al crecer el ritmo de la desocupación y subocupación, se genera  un deterioro de la capacidad de acceso a los servicios de las obras sociales o mutuales por parte de la población. Este hecho deriva a su vez en una gran demanda hacia el sector público de la salud que, en la mayoría de los casos, se encuentra con grandes restricciones de recursos y se ve superada por una demanda cada vez mayor. Por otro lado, se trata de una población con poca capacidad de recursos como para acceder a la medicina privada.

En síntesis, al tratarse de provincias empobrecidas con pocos recursos para enfrentar la crisis económica actual, se deriva necesariamente en una disminución de las condiciones sociales de la población. Aún cuando existe un compromiso a nivel gubernamental por mejorar los índices de Mortalidad Infantil y Esperanza de vida, la compleja trama de la realidad socioeconómica de estos espacios requieren de un refuerzo en la implementación de las políticas sociales, pero sus formas de aplicación no solo debe apuntar a cubrir las necesidades más básicas de la población, que de hecho deben ser prioridad, sino que además deberían intentarse cambios estructurales de los sistemas existentes, especialmente en los referidos a la salud y a la educación, de manera que en conjunto se alejen de las características típicamente asistencialistas y pasen a ser políticas de promoción humana.

Un adecuado control del Estado –nacional, provincial, municipal- en lo referente a la calidad de las prestaciones que se brinda en ámbitos ya descentralizados, puede compensar las desigualdades regionales que produce precisamente ese tipo de política. Pero no es menos importante considerar la participación de la Sociedad Civil como verdaderos actores sociales, quienes desde las funciones específicas, realidades, residencias, estratos sociales, podamos diagnosticar, promover y proponer alternativas de desarrollo.


[4]

La nueva estructura aprobada a partir de la Ley Federal de Educación Nº 24.195, crea una Educación General Básica de 9 años (desde los 6 a los 14) e incorpora el nivel inicial (5 años) como obligatorio para el cursado de la escuela primaria.

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Instituto de Geografía (IGUNNE). Facultad de Humanidades. UNNE. Resistencia, Chaco. Argentina