Algunos de sus ejes:
Salir, explorar otros
ambientes, reconocerse en otros espacios junto a los compañeros, investigar,
disfrutar, son formas de abrir el Jardín al mundo, de aprender.
Una obra de teatro, una
exposición de arte, una Granja, un Vivero..., se convierten en ocasiones
privilegiadas de acceso a la cultura, al contacto con la naturaleza, al
desarrollo de la autonomía y de la cooperación.
Las experiencias
directas en el Jardín. Cuerpo y sentimiento
“La experiencia es un
fenómeno corporal. Sólo se experimenta lo que tiene lugar en el cuerpo”.
El conocimiento se
convierte en entendimiento cuando va asociado con el sentimiento. Sólo una
comprensión profunda, cargada de un valor emotivo fuerte, es capaz de
establecer o modificar patrones de conducta.” (Lowen, Alexander).
Los dominios de nuestra
experiencia son: la propia corporalidad, la naturaleza que nos rodea, los
otros seres humanos.
¿Por qué en el Jardín
damos tanta importancia a las sensaciones, a las percepciones?
Percibir y pensar en
el acto de conocer: la sensación es la unidad del conocimiento. Sobre esta, y
en combinación con el registro que ha dejado en la memoria, contenidos
afectivo-emocionales, nivel de irrigación sanguínea, nivel de funcionamiento
hormonal, herencia cromosómica, orgánica, psíquica y social, se construyen
las percepciones.
En cada acto de percepción
surge, a la vez, el segundo elemento del conocer, nuestro que establece el
orden, reúne aquello que los han desarticulado. El pensar funciona, desde
este punto de vista, como una actividad sintetizante.
Los resultados de los
“procesos pensantes que se han encendido” al contacto con los objetos, son
los conceptos.
Bibliografía: Barnez,
Fernanda. “Doce sentidos en juego”, artículo de la revista “La educación
en los primeros años”.
Nº 18. Bs.
As. 1.999.
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