VULNERABILIDAD GLOBAL Y POBREZA

Consideraciones conceptuales  

Anterior

(x)

Volver al inicio

La Geografía también explica, según Lacoste, los vínculos entre los procesos físicos y el contexto humano, y nos ayuda a definir el alcance del área o ámbito espacial del riesgo, mostrando toda la complejidad de la relación hombre-medio.[23]

En ese sentido las dificultades en la obtención de datos también perjudican la comprensión de los amplios modelos de distribución de los riesgos y de las respuestas de las sociedades. Si bien hay algunas estadísticas disponibles, su fiabilidad es a menudo cuestionable debido a imprecisiones e incoherencias en los informes y en el registro de datos. La medición del impacto de los mismos es más problemática: la mayoría de las bases de datos se concentran en tres criterios básicos: mortandad, número de personas afectadas y cálculo de los daños, cada uno con los sesgos inherentes a la recopilación.  Se observa claramente que todos los esfuerzos se concentran en catástrofes causadas por hechos naturales y rara vez se considera la existencia de múltiples causas (por ejemplo, ciclones e inundaciones) ni los riesgos que surgen de condiciones más crónicas, como la sequía (que podría desatar una hambruna o provocar incendios forestales).

 Los riesgos inducidos por el hombre aumentan en importancia (accidentes, calidad de vida, áreas marginales, discriminación) si bien los datos globales relevantes son escasos. Lamentablemente, la evolución de los datos básicos sobre el espectro y el alcance de los riesgos no ha ido a la par con las necesidades. Las informaciones detalladas sobre los asentamientos humanos en las zonas de peligro y sobre los ajustes sólo están disponibles a un nivel muy localizado. Sin embargo, hay pocos bancos de datos globales sobre asentamientos humanos y los ajustes sociales frente a los riesgos ambientales. Los datos sociales son poco fiables en numerosas regiones, lo cual dificulta aún más los esfuerzos para evaluar las consecuencias sociales de los riesgos.

 Así como carecemos de los datos básicos para definir el alcance y las respuestas frente a los riesgos, también carecemos de construcciones teóricas que nos ayuden a comprender los procesos por los cuales se producen los mismos, y de opciones para la mitigación y la recuperación. La investigación sobre los riesgos es un componente muy activo de la relación naturaleza-sociedad dentro de la Geografía como disciplina, y así ha sido durante más de medio siglo. La mayor parte de las primeras investigaciones giraban en torno al interés práctico de saber por qué la gente se asienta en zonas peligrosas, y determinar en qué medida los resultados de las políticas disminuirían el impacto de tales decisiones de asentamiento. En años recientes, se ha enfatizado más el desarrollo de la teoría: contexto de los riesgos; teorías sociales sobre riesgo, amplificación social de los riesgos y vulnerabilidad. A pesar de estos intentos, aún existe cierta frustración por la falta de una teoría integrada sobre cómo la gente responde al medio ambiente e interactúa con él, por ejemplo, aún quedan por explicar los vínculos entre los procesos de nivel macro y los impactos de nivel micro, así como los vínculos entre sistemas dinámicos y fenómenos estáticos. Si bien se progresa en la comprensión de las interacciones entre naturaleza y sociedad, la investigación sobre los riesgos aún requiere un mayor desarrollo teórico para determinar los factores que agudizan la vulnerabilidad de los lugares y las personas frente a los riesgos.

Asimismo, la pobreza y el deterioro ambiental están interrelacionados y juntos crean una espiral donde las fuerzas motrices del deterioro ambiental son el desarrollo y el comercio, además del crecimiento demográfico y la pobreza y donde ésta disminuye las posibilidades y capacidades de protección, debido a la falta de capacitación técnica y de mano de obra para emprender la mejora, por falta de materias primas para la reconstrucción, o por falta de acceso a la educación y al conocimiento de los programas públicos de recuperación. Las catástrofes naturales aceleran el proceso y limitan aún más el uso de los recursos naturales restantes, muchos de ellos ya gravemente deteriorados. Los ingresos desempeñan un papel de primer orden en el fomento de oportunidades para introducir ajustes en estas condiciones de deterioro y de recuperación. Sin capital o sin poder, los pobres, que para empezar suelen vivir en tierras marginales, acaban siendo desplazados y son las víctimas olvidadas; básicamente mujeres y niños, un subgrupo a menudo el más incapacitado para ajustarse a los riesgos ambientales y sociales.


[23] Aneas de Castro, Susana. (2000) Riesgos y peligros.. op cit, p. 13.

  ANTERIOR  

10 de 11  VOLVER AL INICIO 


Instituto de Geografía (IGUNNE). Facultad de Humanidades. UNNE. Resistencia, Chaco. Argentina