Transformaciones de la viticultura del Sur de Mendoza en la década de 1990

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1.1. 2.  Transformaciones en la viticultura sanrafaelina

Las principales transformaciones del viñedo sanrafaelino durante la década de 1990 han sido la retracción de la superficie cultivada, la reconversión y la mayor pureza varietal en las parcelas, y los cambios en su manejo. Además se destacan particularidades sobre la antigüedad, forma de conducción y riego de los viñedos, aspectos que desarrollaremos en otra ocasión.

2.1. Retroceso de la superficie cultivada en el departamento

 De todos los cambios en las últimas décadas en la vitivinicultura argentina, el de mayor impacto visual a través del paisaje rural fue la gran disminución de la superficie con viñedos registrada desde 1980. En Mendoza la década de 1980 fue de erradicaciones masivas. En la década del noventa se registró todavía una disminución, pero más atenuada, de la superficie implantada con vid. La provincia de Mendoza, con el 70,15% de la superficie vitícola de la Argentina en 2001, tuvo un retroceso del 3,8% entre 1990 y 2001. Sólo un 0,6% menos que el total nacional. Los 16 departamentos vitícolas redujeron su superficie con vid entre 1979 y 1990. San Rafael fue el más afectado con la pérdida de 22.807,3 ha (-51,29%), por lo cual dejó de ser el departamento con mayor superficie de viñedos a favor de San Martín (INV, 1979, 1990, 2001) (8).

Entre los distritos, los más representativos de la vitivinicultura departamental en 2001 eran Cañada Seca, Las Paredes, Real del Padre y Cuadro Nacional, ya que cada uno superaba el valor medio de la superficie (1.164,3081 ha) de viñedos del departamento (Carta N° 2). Los cuatro distritos representaban el 54,27% de la superficie cultivada con vid del departamento (Cuadro Nº 1) (9). 

Carta Nº 2: Delimitación aproximada del oasis y división político administrativa del departamento San Rafael.

Cuadro N° 1: Superficie (en ha) con viñedos por distrito, San Rafael, 2001.

Distritos

Superficie (ha)

%

Cañada Seca

2.384,0413

14,63

Las Paredes

2.308,7126

14,16

Real del Padre

2.132,0853

13,08

Cuadro Nacional

2.020,8477

12,40

Goudge

1.506,3579

9,24

Villa Atuel

1.435,0577

8,80

Rama Caída

944,7164

5,80

Jaime Prats

889,7229

5,46

Cuadro Benegas

811,7945

4,98

La Llave

718,3095

4,41

El Cerrito

503,1583

3,09

San Rafael

375,8864

2,31

Monte Comán

210,6250

1,29

Las Malvinas

58,9977

0,36

Total Departamento

16.300,3132

100

Fuente: Elaboración propia sobre la base de Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV), VI Censo Nacional, Mendoza, 2001.

Si excluimos del cálculo de la superficie cultivada con vid las plantaciones realizadas durante la década de 1990, la disminución de ésta fue del orden del 32,89% entre 1990 y 2001. De este modo, el valor de la disminución de la superficie a nivel departamental de 24,75%, que muestran las publicaciones oficiales, oculta las casi 4.000 ha de vid plantadas durante la década de 1990. Esto significa que la pérdida real de superficie cultivada con vid fue de 9.294 ha.

Si partimos de los datos proporcionados por el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) para el año 2001 y realizamos un cálculo de la superficie cultivada con vid a nivel de distrito para el año 1990 los valores serían los expresados en el Cuadro N° 2 (10).

Cuadro N° 2: Estimación de la superficie (en ha) con viñedos por distrito, San Rafael, 1990.

Distritos

Superficie (ha)

Cañada Seca

3.168,2002

Las Paredes

3.068,0943

Real del Padre

2.833,3708

Cuadro Nacional

2.685,5449

Goudge

2.001,8291

Villa Atuel

1.907,0769

Rama Caída

1.255,4525

Jaime Prats

1.182,3706

Cuadro Benegas

1.078,8099

La Llave

954,5759

El Cerrito

668,6571

San Rafael

499,5230

Monte Comán

279,9038

Las Malvinas

78,4032

Total Departamento

21.661,8122

Fuente: Elaboración propia sobre la base de INV, VI Censo Nacional, Mendoza, 2001.

Estos valores nos obligan a reflexionar sobre las consecuencias económicas y sociales de esta importante pérdida de capital productivo y a preguntarnos qué agentes, entre los productores vitivinícolas, fueron los más afectados y dónde se localizaban (11). Además, nos llevan a preguntarnos quienes son los protagonistas de las transformaciones: ¿son empresas de capitales locales, fondos de inversión o, tal vez, capitales transnacionales provenientes del mismo rubro? (Azpiazu y Basualdo, 2002; Bocco, 2007). Esperamos poder dar respuestas a estos interrogantes en futuros trabajos.

2.2. Cambio varietal y transformaciones vinculadas

La composición del viñedo en Argentina y Mendoza presentaba un marcado predominio de uvas tintas y rosadas para vinificar. Pero lo más destacable es la diferente evolución que aparece entre 1990 y 2001(INV, 1990, 2001). En el total del país se produjo una disminución de las variedades rosadas y blancas en beneficio de las variedades tintas. El incremento de las variedades tintas para vinificar acompaña el cambio de la tendencia del mercado consumidor de vinos. El caso de las uvas de mesa y para pasas representa una interesante diversificación de usos, proceso que debería continuar (Batistella et al., 2001).

Como señalamos anteriormente, la respuesta al proceso de retracción de la demanda fue el impulso estatal a la reconversión vitivinícola (12). Entendemos por reconversión el proceso de transformación cualitativa, tecnológica y estructural del viñedo (13). En los últimos años se han implantado nuevos viñedos con tecnologías más avanzadas y variedades de alta calidad enológica, en reemplazo de viñedos de altos rendimientos, aptos para grandes producciones de vino de mesa.

Para lograr el objetivo de obtener un vino de alta calidad enológica, los técnicos necesitan partir de una materia prima de calidad. El elemento que define la calidad enológica de las uvas, en primera instancia, es el cepaje o variedad de Vitis vinifera del cual se originan. Actualmente a los viticultores les interesa cultivar uvas con características particulares destinadas a la obtención de productos distinguibles. Entonces, la reconversión varietal implica reemplazar variedades anteriormente denominadas comunes (Criolla grande, Moscatel rosado, Cereza, Pedro Giménez) por otras finas (Cabernet Sauvignon, Malbec, Merlot y Syrah, entre las tintas, y Chardonnay, entre las blancas) (14), o por variedades apirenas (sin semilla) para consumo en fresco (Aconcagua o INTA CG 88086, Carina y Red Globe) o elaboración de pasas (Moscatuel o INTA CG 102295) (15).

Comparados con la evolución del país, los cambios registrados en San Rafael seguían el mismo camino y no dejaban de ser auspiciosos, ya que además indicarían una tendencia al mejoramiento de la calidad de las uvas (Gráfico N° 1). Pero un dato no menor por sus implicancias socioeconómicas y espaciales y que no debe perderse de vista es que, en cuanto a las variedades, aún eran típicas y predominantes, a pesar de su disminución, las rosadas como Criolla Grande, Moscatel Rosado y Cereza. Esta situación alcanzaba a una gran parte de la vitivinicultura argentina que permanece a la sombra del fenómeno de las transformaciones.

Gráfico N° 1: Variación de la superficie cultivada con vid (en ha), según variedades seleccionadas, en San Rafael entre 1990 y 2001.

Fuentes: Elaboración propia sobre la base de INV, V Censo Vitícola Nacional, Mendoza, 1991; e INV, VI Censo Nacional, Mendoza, 2001.

Al analizar el comportamiento de cada variedad, observamos desde 1990 el cambio de variedades cultivadas o reconversión, especialmente en los principales distritos, Cañada Seca, Cuadro Nacional, Las Paredes y Real del Padre (Cuadro N° 3). El cambio es notable particularmente en las empresas líderes del departamento. Por un lado, mediante la elección de la variedad a plantar en tierras nuevas; y por otro, en la reconversión, ya sea por replante o por injerto, realizada en la segunda mitad de la década de 1990.

Cuadro N° 3: Superficie cultivada con vid (en ha), según variedades seleccionadas, en Cañada Seca, Cuadro Nacional, Las Paredes y Real del Padre, en 2001.

Variedad

Cañada Seca

Cuadro Nacional

Las Paredes

Real del Padre

Bonarda

242,1448

235,4669

250,7607

182,8597

Cabernet Sauvignon

116,7677

118,4604

131,5156

120,7548

Cereza

250,9708

251,3221

180,3499

275,3301

Criolla Grande

303,1423

264,9541

493,6379

560,0480

Chardonnay

29,2155

48,9455

41,2150

21,8510

Chenin

117,9785

128,2715

120,3546

87,8479

Fer

30,0206

31,8965

48,4908

27,8204

Malbec

128,5441

89,9043

121,7121

45,2408

Merlot

33,0905

88,3225

73,0186

36,3050

Moscatel Rosado

493,0282

290,5062

322,8393

393,9558

Pedro Giménez

274,5165

149,2814

117,8230

153,8074

Syrah

65,1250

61,3508

47,2617

103,7475

Tempranillo

54,7169

29,8944

31,3339

4,4109

Torrontés Riojano

17,2562

85,4791

70,5295

2,6000

Otras variedades

227,5237

146,7920

257,8700

115,5060

Total

2.384,0413

2.020,8477

2.308,7126

2.132,0853

Fuente: Elaboración propia sobre la base de INV, VI Censo Nacional, Mendoza, 2001.

Signo de este proceso fue el aumento de la participación y de la superficie de variedades como Cabernet Sauvignon (778,1316 ha.), Syrah (524,1678 ha.), Merlot (382,3336 ha.), Malbec (360,8019 ha.) y Chardonnay (199,9541 ha.). El cultivo de Malbec se destaca además por ser la variedad emblemática de la Argentina (Gráfico N° 2). En el caso de variedades como Bonarda (-379,4036) y Chenin (-250,6541) aumentaron su participación relativa, pero el número de hectáreas cultivadas disminuyó. En el mismo sentido, se verificó la disminución de la participación y de la superficie de: Criolla Grande (-2.123,5079 ha.), Moscatel Rosado (-1.486,9631 ha.), Cereza (-1.239,3218 ha.), Pedro Giménez (-752,7492 ha.), Fer (-218,4198 ha.), Tempranillo (-164,3831 ha.), Sangiovese (-157,0274 ha.), Torrontés Riojano (-136,4180 ha.) y Palomino (-133,4970 ha.), entre las principales (INV, 1990, 2001).

Gráfico N° 2: Evolución de la plantación de Malbec (en ha), entre 1990 y 2001, en Cañada Seca, Cuadro Nacional, Las Paredes y Real del Padre.

Fuente: Elaboración propia sobre la base de INV, VI Censo Nacional, Mendoza, 2001.

Concluyendo, el proceso de reconversión deriva en la coexistencia de un incremento de la superficie reconvertida a variedades finas y nuevas plantaciones con la disminución de la superficie cultivada con variedades comunes.   


[8]

Con respecto a la disponibilidad de información estadística, proporcionada por el  organismo oficial encargado del control del cultivo de vid y la elaboración de vinos, debemos destacar las dificultades encontradas durante la investigación al tratar de acceder a datos desagregados a nivel de distrito o localidad correspondientes al V Censo Vitícola Nacional realizado en 1990. Además de la información correspondiente a los viñedos, tampoco nos fue posible acceder a las variables referidas a la elaboración, fraccionamiento y comercialización de vinos y mostos para ese mismo año o años cercanos. Lo que nos ha imposibilitado, de cierta manera, la comparación entre el momento previo a las transformaciones referidas y el posterior (año 2000).

[9]

Debemos destacar que los datos estadísticos aportados, en distintas oportunidades y formatos, por el Instituto Nacional de Vitivinicultura no coinciden exactamente para el mismo período. Posiblemente esto se deba a los distintos criterios con los que se “congela” la base de datos del organismo.

[10]

No nos ha sido posible calcular los valores según su variación espacial debido a la falta de datos. Hemos hecho el cálculo asumiendo que la distribución a nivel de distrito se mantuvo en el tiempo.

[11]

Si bien la respuesta a estos interrogantes escapa a nuestro estudio, podemos inferir a partir de la información trabajada que los agentes más perjudicados fueron aproximadamente 892 propietarios de viñedos de hasta 7,5 ha de superficie. Como dijimos, la información disponible no nos permite estudiar el fenómeno en cuanto a su distribución espacial a nivel de distrito (INV, 1992:22-23, 2001).

[12] Según un informe del Fondo para la Transformación y el Crecimiento de Mendoza, con datos al 16 de noviembre de 2001, los proyectos de reconversión vitícola hasta 5 ha. ingresados en el organismo para el departamento de San Rafael eran 99. Los mismo significaban montos de $568.500 para erradicación e implantación de viñedos, $11.250 para injertación, $808.350 para malla antigranizo para espaldero y $240.000 para malla antigranizo para parral (Estrategias y Mercados, 2001).
[13] El proceso de reconversión vitivinícola comenzó siendo exclusivamente vitícola y cualitativo. Actualmente implica aspectos que van mucho más allá del recambio varietal. Por ejemplo, el recambio varietal debe llevarse a cabo teniendo en cuenta los factores agroecológicos de una región para el mejor desarrollo potencial de cada variedad; desde el punto de vista de la estructura agraria, el tejido productivo ha dejado afuera a muchos minifundistas y pequeños productores y debe encontrarse una unidad económica que los reincorpore; la homogeneidad en la calidad de la producción es una variable indispensable; la asistencia técnica y la transformación del gerenciamiento también lo son; la malla antigranizo, desde un punto de vista más amplio, lo cultural: desconocimiento y la ilusión de que en algún momento va a volver a tener valor la uva criolla; el endeudamiento no permite que los productores sean sujetos de crédito para la reconversión; complementar reconversión y comercialización; debe primar la discusión sobre los objetivos de producción y vincular esto a las herramientas tecnológicas adecuadas. Extraído de declaraciones del Ing. Cristóbal Sola de Mercier Argentina, Ing. Guillermo Salvarredi del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria, Ing. Eduardo Sancho representante de Fecovita y Cr. Gustavo Olaguer Feliú del Fondo para la Transformación y el Crecimiento de Mendoza en ocasión de una conferencia realizada en la sede Mendoza de la Sociedad Rural en Febrero de 2002.
[14] Según la resolución Nº C12/2003 del Instituto Nacional de Vitivinicultura, a partir de la liberación al consumo de los vinos de la cosecha 2004, la denominación legal que regirá será el término “vino” seguido de la característica cromática. O sea que los vocablos “de mesa” y “fino” no podían utilizarse como indicativos de calidad diferencial del vino en la identificación del producto en el mercado interno.
[15] En este último grupo de variedades destinadas al consumo en fresco o para pasas, entre 1990 y 2001, también hubo un cambio varietal, además de la disminución de la superficie cultivada. En San Rafael, en 1900, la variedad rosada Moscatuel para pasas ocupaba algo más de 30 ha. seguida de la Sultanina Blanca con casi 14 ha. Esta última prácticamente desapareció una década después. Entre las variedades para consumo en fresco ocurrió un proceso diferente y además, contrariamente al proceso general, aumentaron su superficie cultivada casi duplicándola. Si bien la variedad blanca Aconcagua continuó ocupando la mayor superficie dedicada a ese destino, la misma disminuyó (de algo más de 25 ha en 1990 a casi 21 en 2001). Al mismo tiempo, dos variedades (Carina, entre las blancas, y Red Globe, entre las rosadas) que no estaban presentes en 1990, una década después ocupaban el segundo y tercer lugar en cuanto a la superficie cultivada.

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