LA ESPERANZA DE VIDA EN PAÍSES SUBDESARROLLADOS

El caso de la Provincia del Chaco en la República Argentina x) 

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INTRODUCCIÓN

La esperanza de vida al nacer, o vida media, representa el promedio de años que viviría una persona en un lugar determinado, o expresado de otro modo "el promedio de años que vivirá cada componente de una generación de recién nacidos, que estuviera toda su vida expuesta al nivel de mortalidad representado por una tabla de vida"

(SOMOZA, 1971). La esperanza de vida, constituye un indicador de los resultados logrados debido al descenso del nivel de mortalidad general y a la declinación de la mortalidad infantil, ya que cuanto más disminuyen éstos dos últimos hechos demográficos, más aumenta la expectativa de vida al nacer. La reducción de la mortalidad tiene como consecuencia el incremento numérico de la población anciana, la feminización de la misma y el aumento del número de años que una persona puede vivir en las últimas etapas de la vida. Este envejecimiento individual es un logro de este siglo y del que disfrutan numerosos individuos (LOPEZ DE HEREDIA y otros, 1998).

Desde otra perspectiva, el Índice de Desarrollo Humano (IDH), utilizado frecuentemente en los últimos años, es un índice compuesto que resulta del análisis de la esperanza de vida al nacer, el ingreso per cápita y los años de escolarización del adulto, en este sentido se advierte también, la importancia que el estudio de la expectativa de vida tiene en la actualidad. Tanto este último como la mortalidad infantil, constituyen los mejores indicadores del grado de desarrollo de un país, al reflejar las bondades o deficiencias de ese país en todos los aspectos socioeconómicos y culturales (ABDAN D´ENTREMANT y otros, 1999).

En las últimas décadas la mortalidad ha descendido como puede detectarse a través del incremento de la esperanza de vida al nacer y se considera que la prolongación de la vida humana, lejos de constituir un problema, es un logro de la humanidad, consecuencia de las mejoras socioeconómicas, y por tanto sanitarias, a escala mundial (AGUILERA, 1996). En áreas desarrolladas la esperanza de vida de los mayores de 65 años, ha ido en incremento en años y ampliándose entre los sexos, de manera que en España, por ejemplo, el tiempo por vivir a los 65 años de edad es de 26 años más (ABELLAN y otros, 1990). Es un logro evidentemente elocuente de los grandes avances alcanzados en este aspecto, aunque el incremento del número y la proporción de personas mayores está forzando la transformación de las políticas sociales y económicas.

A nivel mundial se estima que el promedio en la expectativa de vida es de alrededor de 63 años, pero ésta media está bastante alejada de la realidad cuando se tienen en cuenta los casos extremos. Sin embargo existen diferencias muy notables entre los países desarrollados y subdesarrollados. Los márgenes de la esperanza de vida en los últimos años oscilan entre valores inferiores a 50 años en África Tropical, 50-60 años en países asiáticos, 60-65 en África del Norte y superan los 65 en América Latina. Al mismo tiempo existe una gama de situaciones intermedias. Para no abundar en datos, podemos expresar que San Marino es el estado con mayor expectativa de vida con 81,3 años (EL ESTADO DEL MUNDO, 1998), seguido por Japón (79,5 años), Andorra (79,0 años), Canadá (78,5 años) y Suecia (78,1 años). Sin lugar a dudas, éstas naciones han alcanzado el mayor nivel en cuanto a la atención y asistencia sanitaria de la población y han logrado disminuir al máximo los dos componentes demográficos que determinan directamente el promedio de años que vivirá una persona: la mortalidad general y la mortalidad infantil. En el otro extremo, los países con menor esperanza de vida se ubican en el continente africano, Sierra Leona (34,4 años), Liberia (39,4 años), Uganda (41,0 años) y Guinea Bissau (42,8 años).

Lo más alarmante a nuestro entender radica en la gran diferencia entre la esperanza de vida de San Marino, Europa (81,3 años) y Sierra Leona, África (34,4 años): 46,9 años. ¿Es posible que tengamos semejantes desigualdades en el mundo actual?

A nivel mundial se estima que el promedio en la expectativa de vida es de alrededor de 63 años, pero ésta media está bastante alejada de la realidad cuando se tienen en cuenta los casos extremos. Sin embargo existen diferencias muy notables entre los países desarrollados y subdesarrollados. Los márgenes de la esperanza de vida en los últimos años oscilan entre valores inferiores a 50 años en África Tropical, 50-60 años en países asiáticos, 60-65 en África del Norte y superan los 65 en América Latina. Al mismo tiempo existe una gama de situaciones intermedias. Para no abundar en datos, podemos expresar que San Marino es el estado con mayor expectativa de vida con 81,3 años (EL ESTADO DEL MUNDO, 1998), seguido por Japón (79,5 años), Andorra (79,0 años), Canadá (78,5 años) y Suecia (78,1 años). Sin lugar a dudas, éstas naciones han alcanzado el mayor nivel en cuanto a la atención y asistencia sanitaria de la población y han logrado disminuir al máximo los dos componentes demográficos que determinan directamente el promedio de años que vivirá una persona: la mortalidad general y la mortalidad infantil. En el otro extremo, los países con menor esperanza de vida se ubican en el continente africano, Sierra Leona (34,4 años), Liberia (39,4 años), Uganda (41,0 años) y Guinea Bissau (42,8 años).

Lo más alarmante a nuestro entender radica en la gran diferencia entre la esperanza de vida de San Marino, Europa (81,3 años) y Sierra Leona, África (34,4 años): 46,9 años. ¿Es posible que tengamos semejantes desigualdades en el mundo actual?

Esta reducida descripción del panorama actual a nivel mundial, nos permite centrarnos brevemente en lo que sucede en la Argentina y en la Provincia del Chaco.

Según las estadísticas que fueron publicadas por el Instituto Nacional de Estadística y Censos de la República Argentina, en 1997, la esperanza de vida en este país, ascendía, en promedio, a 72 años. Sin embargo, como en todos los aspectos de la realidad que afrontamos, las disparidades regionales son considerables. La Provincia del Chaco, en el nordeste argentino, pertenece a un sector con grandes y graves deficiencias económicas, sociales y culturales. En el año 1997 la expectativa de vida alcanzaba a los 69 años, dato que la situaba entre los territorios con menor esperanza de vida de la Argentina.

Además, a nivel departamental, las diferencias son aún más marcadas (3). Se ha dicho que, si bien siempre han existido personas longevas, con edades mucho más avanzadas que la media de edad esperada, hace relativamente poco tiempo que esa mayor longevidad es alcanzada por un grupo de población proporcionalmente más numeroso (AGUILERA, 1996), esta situación que se adapta muy bien a los sectores desarrollados del mundo, no se manifiesta en los países subdesarrollados.


(3) Debido a la falta de datos el tratamiento de la información se refiere a veinticuatro departamentos administrativos. No se incluye el Departamento 2 de Abril.

 

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Instituto de Geografía (IGUNNE). Facultad de Humanidades. UNNE. Resistencia, Chaco. Argentina