Publicaciones Maestría y Especialización en Desarrollo Social |
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Desarrollo Humano Dr. Augusto Pérez Lindo CONFLICTO DE LEGITIMIDAD Y COEXISTENCIA ÉTNICA EN KOSOVO AUTORES: Gabriela Castillo Azucena Escobar
María Laura Ramos INTRODUCCIÓN Cuando se aborda un fenómeno tan complejo y dinámico como los conflictos de legitimidad y coexistencia étnica, que involucran conceptos de nacionalismo y minorías, resulta fundamental por un lado, partir de la consideración de aspectos territoriales, históricos, políticos, sociológicos y culturales, para comprender la dimensión del problema y por otro, analizar cómo el conflicto es regulado por algunas áreas del derecho internacional público, lo que bien puede resolver o tal vez complicar o agravar la situación. La región de los Balcanes, históricamente se ha caracterizado por su alta vulnerabilidad a conflictos de diversa intensidad debido especialmente a los acontecimientos acaecidos durante este siglo, que han sido determinantes y han marcado de manera contundente el conflicto presente. El caso de la provincia serbia de Kosovo, "provincia serbia" porque se encuentra bajo la jurisdicción territorial de Serbia, no es un conflicto aislado, sino que tiene raíces fuertes y profundas en culturas ancestrales, que pretenden invalidar el concepto de Estado, abriendo paso a las autonomías e incluso al derecho de secesión, con respecto a un Estado Nación pre-existente. Las dificultades de coexistencia étnica, a partir del patrón de origen prevaleciente, generan un proceso histórico de constante fragmentación, resultante de sistemas absolutistas de gobierno (monarquía, comunismo) que favorecieron el desarrollo de una cultura carente de práctica democrática y valores de convivencia pluralista A los factores determinantes del conflicto que se vinieron sucediendo por más de seis siglos, es importante considerar las iniciativas recientes que afectan la naturaleza del problema. Incluso a la fecha, cuando en Kosovo se encuentran presentes las fuerzas de paz y representantes del Concilio de Seguridad de las Naciones Unidas, la violencia permanece y las víctimas se multiplican. Las relaciones entre los albaneses y serbios no se basan en la tolerancia y el respeto mutuo, están relacionadas con el odio étnico y el miedo creciente. Una falta total de comunicación entre las dos comunidades y sus líderes caracterizan el paisaje político, económico y social en Kosovo, donde serbios y albaneses discrepan acerca de los principios de acercamiento para resolver el problema. Delinear propuestas para iniciar procesos tendientes a la solución del conflicto, conlleva una tarea de contención de la comunidad internacional para facilitar un proceso que llevará finalmente a un acuerdo pacífico y una solución constitucional permanente a la crisis. Este proceso debe incluir la creación de un clima de confianza, diálogo y negociaciones entre albaneses de Kosovo y serbios, donde prime la actitud de resignación y cambios para fortalecer la tolerancia, aspecto que más que deseable, sólo es posible mediante la concurrencia de acuerdos con sostenibilidad y credibilidad, que desarraiguen sentimientos de odios ancestrales y posiciones rígidas asumidas firmemente. ASPECTOS GENERALES DE LA REGION EN CONFLICTO El análisis de hechos históricos que se suceden desde el origen de la convivencia de distintas etnias establecidas en la región, requiere considerar la dimensión de un ámbito macroespacial, que comprende la antigua Yugoslavia y sus procesos históricos que dieron lugar a la actual República Federal del Yugoslavia que incorpora al área en estudio propiamente dicha, la región de Kosovo, a efectos de visualizar la problemática en función del desarrollo económico, las diferentes culturas e intereses en juego de las comunidades establecidas.
El conflicto se desarrolla en el territorio que formaba parte de la Antigua Yugoslavia, que en diferentes períodos de su historia se fue fragmentando. La capital y ciudad más grande era Belgrado, en la República de Serbia. La antigua Yugoslavia se gobernaba de acuerdo con la Constitución del año 1974, modificada sustancialmente tras la muerte del poderoso dirigente Tito, que había dirigido el país desde que obtuvo el poder en 1945. La herencia cultural de Yugoslavia combinó las distintas culturas de sus regiones. El arte yugoslavo difería de región en región y resistió los intentos del gobierno de imponer el realismo socialista. Había tres lenguas yugoslavas oficiales: el serbocroata, el esloveno y el macedonio. El serbocroata, lengua dominante, era hablada por el 75% de la población aproximadamente, lo cual reflejaba el dominio de los serbios (36%) y de los croatas (20%) en la composición étnica del país, localizados principalmente en Serbia, Croacia y Bosnia-Herzegovina. También había eslovenos (en Eslovenia) y macedonios (en Macedonia) y numerosos grupos de musulmanes de Bosnia, albaneses, húngaros, turcos y gitanos. La República Federal Yugoslavia se formó a consecuencia de la disolución de la República Federal Socialista de Yugoslavia (RFSY). Cuatro de las seis repúblicas constituyentes de la RFSY se separaron tras el colapso del comunismo en Europa oriental: Croacia, Eslovenia y Macedonia en 1991, y en 1992 Bosnia-Herzegovina. El 27 de abril de 1992 Serbia y Montenegro anunciaron la formación de la República Federal de Yugoslavia, declarándose sucesora legal de la antigua República Federal Socialista de Yugoslavia. Esta acción constituyó una ratificación de la separación de las otras cuatro repúblicas, cuya independencia había sido reconocida por la comunidad internacional, no ocurriendo lo mismo con la autoproclamada República Federal de Yugoslavia.
Montenegro. La República de Serbia, miembro dominante de la Federación, tiene un área mucho mayor, está más poblada que Montenegro y contiene a la ciudad de Belgrado. La población de la RFY, según el censo de 1991, era de 10.406.751 habitantes. Los serbios constituyen el grupo étnico más numeroso, un 62% de la población según los datos de ese mismo censo. La mayoría son miembros de la Iglesia ortodoxa serbia. Los albaneses musulmanes son el segundo grupo en importancia, ya que forman un 17% de la población, aproximadamente. La mayor parte de los albaneses viven en la antigua provincia autónoma serbia de Kosovo, al límite sur con Albania. Los montenegrinos constituyen alrededor del 5% de la población y viven principalmente en Montenegro. Los húngaros, que habitan sobre todo en la antigua provincia autónoma serbia de Voivodina, constituyen el 3% de la población. El idioma oficial es el serbio, una variedad de la lengua serbo-croata, comprendida entre las lenguas eslavas, que se escribe en caracteres cirílicos. Los montenegrinos hablan una variante local del serbio. Albaneses y húngaros hablan sus propias lenguas. La economía de Serbia y Montenegro ha sufrido un colapso debido a la separación de las otras cuatro repúblicas, la guerra posterior y, en especial, a la imposición de las sanciones económicas de la Organización de las Naciones Unidas a la Federación, en mayo de 1992 (reforzadas más tarde con un bloqueo naval en el mar Adriático), que no han sido levantadas hasta octubre de 1996. La República Federal de Yugoslavia (Serbia y Montenegro) tampoco ha podido heredar la calidad de país miembro de la antigua Yugoslavia en distintas organizaciones económicas, como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio (GATT), aunque el reconocimiento de la actual Federación como sucesora del antiguo estado homónimo por parte del presidente de Bosnia-Herzegovina, en octubre de 1996, abrió la posibilidad de entrar a formar parte de organizaciones internacionales, como la ONU, a la República Federal de Yugoslavia. Fuera del ámbito federal, ambas repúblicas constituyentes tienen su propio gobierno, con un presidente y una asamblea. Debido a la importante posición serbia dentro de la Federación, el gobierno serbio es una entidad significativamente más poderosa que los gobiernos federal y montenegrino. La RFY heredó de la antigua Yugoslavia la mayor parte del Ejército Popular Yugoslavo (EPY), dominado por los serbios, además de un vasto arsenal de armas. Kosovo: (en albanés, Kosova; en serbio, Kosovo-Metohija), región situada al sur de Serbia que limita al sureste con la Ex-República Yugoslava de Macedonia, al suroeste con Albania y al este con Montenegro. Tuvo un estatuto de autonomía desde 1946 hasta 1989.Las ciudades más importantes son Pristina, la capital, Prizren y Pec. Esta última fue, entre 1557 y 1766 sede República de Serbia, en principio como región autónoma, pero después de las revueltas en Albania (1968) fue considerada provincia autónoma. En 1989, se eliminó todo vestigio de autonomía en Kosovo y se extendió la política de discriminación antialbanesa (prohibición del uso de la lengua albanesa, disolución del Parlamento autónomo), sometiendo a la región a la ocupación militar. Esto provocó, a comienzos de 1998, la intervención de la comunidad internacional con el fin de que las partes en conflicto llegaran a un acuerdo duradero.
CARACTERÍSTICAS DEL AREA DE ESTUDIO
ANTECEDENTES HISTÓRICOS, POLÍTICOS Y ECONÓMICOS DE LA REGION EN CONFLICTO Esta región históricamente ha sido dominada política y económicamente por los principales imperios. El imperio Bizantino dominó la región hasta que Serbia logró establecer un reino independiente en 1170 que duró hasta 1389, año en que los serbios combaten y pierden en una épica batalla contra los turcos otomanos en Kosovo, una tierra considerada por los serbios como su patria. La batalla sigue siendo rememorada y permanece como símbolo de orgullo étnico y ha quedado en la historia como un momento determinante en la vida del pueblo serbio sirviendo de excusa para conflictos en la región seis siglos después. El imperio Turco - Otomano ejerció su soberanía sobre el territorio hasta 1912, año en que los serbios recuperan su independencia. En 1912 Bulgaria, Grecia, Serbia y Montenegro, con la ayuda estratégica de Rusia, le declaran la guerra a Turquía. Esto constituye la primera vez desde el medioevo, que Serbia recobra el control sobre Kosovo, conocida entonces como la "Vieja Serbia", en contraposición de los intereses de la nueva Albania independiente que pretendía el dominio sobre este territorio poblado en su mayoría por albaneses para constituir un Estado más grande y más fuerte; la "Gran Albania". Al final de la 1º Guerra Mundial, Kosovo se convierte en parte del "Reino de los serbios, croatas y eslovenos", reconocido por las grandes potencias en el Tratado de Versalles en 1919. El nuevo reino liderado por Serbia comprendido por Eslovenia, Croacia, Bosnia-Hercegovina, Montenegro y Vojvodina, reconoció solamente a tres grupos étnicos; Serbios, Croatas y Eslovenos, excluyendo a los otros grupos presentes en la zona. A partir de estos hechos, comenzaron a acentuarse las diferencias étnicas existentes y a vislumbrarse las principales elites de las etnias dominantes:
Este Estado Yugoslavo no se construyó desde bases igualitarias al imponerse la hegemonía serbia, facilitada por disponer de un Estado propio desde 1878, apenas cristalizó un sentido de pertenencia e identidad comunes en el nuevo Estado y adoptó casi de inmediato una estructura autoritaria extremadamente conservadora. La segunda guerra mundial tuvo un coste humano enorme para Yugoslavia a causa de la ocupación nazi y las ilimitadas violencias de los fascistas locales, inaugurándose una siniestra política de "limpieza étnica" contra los serbios, que impuso un macabro genocidio. En menor medida, los extremistas reaccionarios serbios practicaron una política similar. En este terrible contexto de odio y destrucción sobresalió el Partido Comunista como la única alternativa emancipadora. Las milicias comunistas, eficazmente dirigidas por el entonces comandante partisano Tito, desarrollaron una doble guerra de liberación nacional (contra el ocupante alemán) y de revolución social (contra los reaccionarios yugoslavos). Al finalizar la 2º Guerra Mundial en 1945, Tito proclama la República Federal Socialista de Yugoslavia, revalidada con el 90% de los votos de los ciudadanos, con base en Belgrado y conformada por seis "repúblicas" y dos regiones autónomas: Eslovenia, Croacia, Bosnia- Hercegovina, Montenegro, Macedonia y Serbia, esta última estaba subdividida en dos "regiones autónomas": Vojvodina y Kosovo. Cada república tenía su propio presidente y su propio gobierno interno, mientras que las autonomías tenían el poder sobre asuntos meramente municipales, acomodándose de esta manera las diferencias étnicas existentes, que unida a la articulación de un proyecto económico, político y militar con participación de las diferentes etnias en los procesos de producción y de distribución de las riquezas, pudo mantener una fuerte cohesión interna que le permitió a Yugoslavia salir adelante. Yugoslavia salió de la contienda, económica y socialmente destruida, pero con un firme liderazgo político (Tito) y una sólida organización vertebradora del poder (el PC), convirtiéndose de esta manera en el Estado más peculiar del socialismo real: fruto de una revolución autóctona por vía propia e independiente, en contraposición a la "patria del socialismo", lo cual significa el "no-alineamiento" internacional y la aproximación política al Tercer Mundo, y ensayo "autogestionario y descentralizador", aspectos que le confieren autonomía económica y cultural, pero no política y federalismo territorial, pero con partido único. En otras palabras, el titismo quiso ser una suerte de "tercera vía", un proyecto de comunismo nacional sin sovietización. La tolerancia cultural favoreció el desarrollo de los nacionalismos y la autogestión y acentuó el contraste norte/sur en términos de desarrollo. Las fronteras interétnicas no eran rígidas y la movilidad de residencia y trabajo bastante alta. Durante veinte años (1950- 1970) Yugoslavia tuvo un crecimiento sostenido notable, recibiendo préstamos exteriores y ampliando el comercio internacional. A mediados de la década del 70, el contexto empezó a empeorar: la brecha entre las zonas desarrolladas y las subdesarrolladas no dejó de ampliarse, descendió de modo alarmante la productividad laboral, la inversión extranjera se retrajo, se extendió la corrupción y aumentó la fragmentación por la tendencia autárquica de las Repúblicas. La Constitución de 1974 amplió la descentralización económica territorial (Vojvodina y Kósovo obtienen autonomía de la República Serbia), reforzando identidades nacionales a modo de mecanismo compensador por la desconsideración de los derechos personales. Al desaparecer Tito en 1980, se resquebrajó la principal garantía para mantener el equilibrio interrepublicano pues nadie podía suplirle en legitimidad carismática. Desde entonces, elites, disidentes y el grueso de la población abrazaron el nacionalismo como principal recurso de poder. Yugoslavia desde entonces, tuvo el proceso de transición pluralista más tortuoso y diferenciado de la Europa del Este, finalmente malogrado, para concretarse en varias Repúblicas que terminaron por disgregar la Federación. A partir de ese año se asiste a un empeoramiento general productivo, financiero y comercial, así como a crecientes dificultades en el mercado laboral y a la reducción de los servicios sociales. La autogestión y el federalismo tradicional acentuaron la fragmentación del espacio económico común y la tendencia al localismo Los diversos planes de reformas económicas sucesivas fracasaron por las diferencias entre las élites políticas de las Repúblicas que fueron cerrando el mercado y la cohesión interior, reforzando las tendencias centrífugas y la autarquía local. En definitiva, el complejo y contradictorio proceso de transición en Yugoslavia durante los años 80, sumado a la crisis económica, erosionó la legitimidad del sistema no pudiendo mantener sus bases estructurales: el comunismo nacional y el sistema autogestionario federal a modo de "tercera vía", no resolviéndose en este sentido, la cuestión nacional en Yugoslavia. Entre las disgregaciones republicanas, se produce en 1981, un reclamo de los albaneses de Kosovo, exigiendo una república dentro de Yugoslavia. En 1987, Milosevic asume en la Liga Comunista de Serbia, constituyéndose este hecho en un factor clave para la consumación de la ruptura política del sistema al optar por el nacionalismo gran - serbio como elemento básico de su liderazgo para consolidarse en el poder y movilizar a la población. Suprimió la autonomía de Vojvodina (1988) y Kósovo (1989), asegurándose el apoyo de Montenegro. El abandono de la tradicional política oficial hacia las nacionalidades rompió el delicado equilibrio étnico yugoslavo. Milosevic anunció su proyecto de reformar la Constitución Federal de 1974 en sentido centralizador para modificar el acceso rotativo automático a la Presidencia Federal y restringir las amplias competencias de las Repúblicas y las Provincias, hecho que produjo una parálisis institucional y el proceso político transcurrió al margen de las previsiones jurídicas, provocando la fractura política y la generalización de los nacionalismos extremistas. Se verificó así un agotamiento completo de las fuentes de legitimación tradicionales del nuevo "yugoslavismo" posterior a 1945 por el colapso del sistema comunista y la subsiguiente desintegración del Estado. A la desarticulación económica e institucional pronto hubo que añadir la cultural, pues los medios de comunicación social, bien poco pluralistas, atizaron los odios interétnicos. En otras palabras, la rivalidad entre élites burocráticas que reorientaron su discurso hacia el nacionalismo para proyectarse como "salvadoras" de la etnia y perpetuarse en el poder, profundizó los enfrentamientos existentes. Se mitifica el Estado- Nación homogéneo, objetivo al que debe subordinarse cualquier otra reivindicación. Paradójicamente, la mayor riqueza de Yugoslavia: seis nacionalidades, trece minorías étnicas, doce idiomas (tres de ellos oficiales en toda la Federación, por no citar los numerosos y diferenciados dialectos existentes), dos alfabetos, tres religiones y dos grandes legados históricos, se convirtió en el principal obstáculo para la democratización. La carencia absoluta de tradición democrática y pluralista favoreció a los dirigentes nacionalistas agresivos y autoritarios: los derechos humanos fueron, en general, escasamente respetados y las élites se beneficiaron de la incultura política de los ciudadanos y la ausencia de verdaderos partidos políticos, cuya proliferación formal no aclaró las perspectivas pues casi todos los dirigentes se apuntaron al nacionalismo como fórmula primaria de movilización La impotencia de los últimos Gobiernos Federales (Markovic, Mesic) fue completa ante el poder fáctico de las Repúblicas. La propuesta eslovena y croata de conformar una Confederación (julio de 1990), no fue asumida por Milosevic, solo dispuesto a redefinir la Federación teóricamente vigente, entidad que carecía ya de toda influencia, vacía de contenido político y desbordada incluso por el Ejército. En 1991, Eslovenia, Croacia, Macedonia, Bosnia y Erzegovina, declaran su independencia de Yugoslavia, lo que desencadena una lucha étnica entre croatas, musulmanes y serbios. Un año después se desata una guerra en Bosnia. En 1992, la mayoría étnica albanesa de Kosovo, vota por separarse de Serbia y Yugoslavia, expresando sus deseos de unirse con Albania. Yugoslavia dejó de existir por la fragmentación interior debido a la hegemonía de los nacionalismos excluyentes y el desenlace fue violento por la actitud de Serbia, que utilizó como pretexto la marginación de las minorías serbias en las otras Repúblicas, ignorando su propia negación interna de la diversidad (Vojvodina, Kosovo, Sanzag). LAS CAUSAS DE LA DESINTEGRACIÓN A la hora de analizar los factores que explican la ruptura violenta de Yugoslavia hay que evitar, sobretodo, el determinismo historicista pues los eventuales conflictos del pasado no explican totalmente los actuales. A las causas históricas hay que añadir la quiebra del sistema económico autogestionario, las razones políticas y la cuestión nacional, incluidos en la cronología precedente. La quiebra del sistema económico autogestionario:
Razones políticas
La cuestión nacional Desde su fundación, Yugoslavia se ha planteado el problema de su endeble "identidad", no tanto por sus diferencias internas, sino por la ausencia de valores fundamentales compartidos pluralmente, siendo elementos claves que fortalecían esta situación:
La ruptura de Yugoslavia ha convertido en fronteras internacionales los límites administrativos de las Repúblicas, sin una negociación específica al respecto. Esta ha sido una de las principales razones que aducen las minorías para considerar ilegítimo el uso que se ha hecho del principio de las nacionalidades. De hecho, han resultado indisociables la autodeterminación y los derechos de las minorías, lo que complica el panorama y hace parcial el ejercicio unilateral de uno u otro criterio. Esta claro que no hay derechos incondicionados y que todos deben equilibrarse; en particular, la aplicación mecánica e instrumental del genérico derecho de autodeterminación, ha demostrado la inviabilidad práctica de esta fórmula doctrinal en la ex - Yugoslavia ya que ha conducido a lógicas de exclusión que han vulnerado otros derechos humanos fundamentales en aras de la homogeneización monolítica y la "depuración" étnica excluyente y antipluralista. La concreción del principio de las nacionalidades, ha producido efectos nefastos para las poblaciones y ha reforzado a dirigentes irresponsables y a élites demagógicas agresivas. Al asumir tal criterio no se puede hacer abstracción del problema territorial ya que, en este caso, se ha confirmado la evidente imposibilidad de las particiones étnicas. En todo caso, sí son perceptibles dos grandes zonas diferenciadas por varias causas: la zona noroccidental (Eslovenia, Croacia) con tradición histórico - cultural austro - húngara, religión católica, desarrollo económico, anticentralismo y un mayor peso de la oposición no comunista y la zona suroriental (Serbia, Montenegro donde se incluye Kosovo) con tradición otomana, religiones ortodoxa y musulmana, subdesarrollo, centralismo y hegemonía comunista. Al márgen de zonas "grises" (Bosnia y Macedonia) con fuerte presencia musulmana. ENTORNO DEL DERECHO INTERNACIONAL EN EL CASO DE KOSOVO Lo anteriormente expuesto, indica la complejidad de la situación de Kosovo, previendo la dificultad de articular soluciones políticas viables que permitan la convivencia de sus actores y sus propios intereses, en forma armónica e internalizada localmente con las disposiciones del Derecho Internacional Público. Primera y concretamente son dos los actores que gestan el reclamo del territorio y se posicionan con los siguientes argumentos:
La demanda serbia está basada en argumentos legales, históricos y religiosos. Ellos consideran que Kosovo es la "cuna" de su nación. Es el lugar de nacimiento de la Iglesia Ortodoxa serbia y Kosovo Polje, simplemente Pristina externo, fue el sitio de la famosa batalla de 1389. Además, los servios temen que la población albanesa en constante crecimiento, constituya una amenaza a la autoridad y derechos de la minoría Servia en Kosovo. Según el Gobierno Serbio, Kosovo es y seguirá siendo parte de Serbia por lo que considera que el conflicto es una cuestión interior. Según Belgrado, el problema debe resolverse mediante un diálogo entre los representantes oficiales de Serbia, la República Federal de Yugoslavia y "la minoría nacional" albanesa, bajo la condición que ésta acepte el sistema constitucional uniforme existente, reconozca la integridad territorial del Estado, y participe en las instituciones políticas de Serbia y la República Federal Yugoslava, para disfrutar de los derechos de una minoría con autonomía limitada bajo la Constitución Serbia.
Además utilizan el argumento de que constituyen una nación bajo el dominio de un poder extranjero y distinto a ellos y reclaman su pleno derecho a la independencia. Los albaneses de Kosovo afirman además, que al igual que las unidades constitutivas anteriores de la República Federal Socialista de Yugoslavia, tienen el derecho a la independencia después de su desintegración. Los albaneses de Kosovo no quieren vivir bajo las reglas serbias y se niegan a participar en los sistemas políticos de Serbia y la Federación. La mayoría del pueblo albanés, busca la independencia y el reconocimiento internacional del "la República de Kosovo" y han adoptado un contexto internacional n el prrceso deeenc?ntrar uua solución a la crisis. Paradójicamente ambas partes están en su derecho a reclamar pertenencia sobre el territorio:
Este derecho se presenta de una manera clara en el Artículo 2 - 1 de la Carta de la ONU que reconoce la "igualdad soberana" de los Estados firmantes y sobre todo en el Artículo 2 - 4 en el que se reconoce como un principio básico la "integridad territorial y la independencia política de cualquier Estado".
La demanda albanesa en Kosovo está basada en el derecho de libre determinación. El principal elemento que protege este principio básico en el Derecho Internacional Público moderno se encuentra en el Artículo 1- 2 de la Carta de la ONU, donde se insta a las naciones a desarrollar relaciones amistosas entre sí "basado en el respeto al principio de la igualdad de derechos y al de la libre determinación de los pueblos". Este derecho es reafirmado en la Resolución 1514 (XV) de la Asamblea General, donde se afirma que "todos los pueblos tienen el derecho a la autodeterminación... y el derecho a determinar libremente su estatus político" sin importar su condición "política, económica, social o educacional". En estas dos áreas del Derecho Internacional Público existen las grandes diferencias entre los pueblos y los Estados. Vivimos en un sistema en donde se violan los derechos a grupos étnicos que desean unirse al concierto de Estados libres y soberanos, donde no es permitido para ellos el ejercicio pleno de la soberanía ni tan siquiera la oportunidad de poder optar por ella. En este sentido el Derecho Internacional Público resulta extremadamente ambiguo debido a que existen dos áreas irreconciliables que tienen que armonizar y convivir entre si. Bajo estas circunstancias, lamentablemente, para cualquier pueblo que todavía no se haya autodeterminado las posibilidades para que esto ocurra, se reducen cada día que pasa.
Se hace necesario, garantizar una solución pacífica al conflicto que se ha agravado por la intervención de la OTAN. Sobretodo por la gran catástrofe humanitaria y la violación de los derechos humanos y a las libertades fundamentales que están ocurriendo en toda la región. Considerando la Declaración Universal de los Derechos Humanos, se han violado los derechos expuestos en su Artículo 3º, que dispone que existe un derecho fundamental a la "vida, a la libertad y a la seguridad de las personas". Por otra parte, se ha violado el Artículo 3º Común a las Cuatros Convenciones de Viena y el Derecho Humanitario donde se estipula que durante un "conflicto armado", no se podrá atacar civiles bajo ninguna circunstancia. La fuerte polarización de fuerzas en la región, y el extremismo al que han incurrido dificultará soluciones que posibiliten olvidar por generaciones, los odios entre etnias. Exposición de casos: Los puntos citados a continuación, entre otros, constituyen ejemplos claros de la disímil actitud de cada una de las partes, donde la desconfianza prima como producto de la falta de coexistencia democrática y pluralista, marcada por odios étnicos ancestrales.
La desconfianza entre las partes, resultó en el fracaso del acuerdo educativo, donde los albaneses de Kosovo acusaron a los servios tomar el acuerdo sólo para ventaja política; mientras que los serbios, denuncian que la postura albanesa, si bien se interesa en ocupar los edificios escolares, niega la discusión de planes de estudios comunes, episodio que terminó en una demostración pacífica de protesta estudiantil, dispersada por policía serbia. Organizaciones de la comunidad internacional, se propusieron organizar reuniones informales entre las partes en conflicto. En abril de 1997, líderes de la oposición serbia y políticos albano-kosovares concurrieron a Nueva York, para discutir las relaciones serbio-albanesas y los problemas de preocupación mutua en Kosovo. Los participantes coincidieron que el problema de Kosovo sólo puede resolverse por acuerdo mutuo alcanzado a través del diálogo, sin condiciones previas para lograr posibles resultados, declararon además que la falta actual de confianza entre las partes no puede superarse sin el estímulo y ayuda internacional. Si bien reconocieron, lo positivo de la extensa discusión, en la práctica no llegaron a ningún acuerdo, dada la ausencia de miembros del Partido Socialista Serbio. ALTERNATIVAS PLANTEADAS PARA RESOLVER EL PROBLEMA Al menos teóricamente y desde un arbitraje externo, se pueden diseñar y proponer soluciones alternativas a la crisis de Kosovo, teniendo en cuenta el posicionamiento de cada una de las partes intervinientes. Considerando los aspectos positivos y negativos que cada alternativa presenta para cada una de ellas, las mismas sólo resultan aplicables y válidas en la medida que provengan de resultados del proceso de negociación de las partes. Es importante observar, que el orden en que se plantean las alternativas expuestas, implican en sí un proceso de maximización de independencia y autonomía, que tiene a su vez alta dependencia del entorno internacional.
Por otra parte, los albanos-kosovares podrían exigir una división similar, en las regiones serbias lindantes a Kosovo poblada por albaneses. Paralelamente, escogiendo una norma étnica, religiosa, geográfica o histórica, se sentaría un precedente para situaciones similares que los serbios tienen en Bosnia. Algunos albaneses de Kosovo han propuesto que una vez logrado el estado independiente, sería conveniente unirse con Albania, ante lo cual la autoridad serbia ha declarado su posición de actuar por la fuerza para detener una secesión de Kosovo. Por otra parte, sería improbable que la comunidad internacional reconozca la independencia de Kosovo, considerando la posibilidad de un acto similar de secesión por parte de los albaneses de Macedonia. CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES Revisando los hechos ocurridos, contexto local e internacional y características de las partes en conflicto, el proceso de paz, no dependerá de alternativas predeterminadas, sino del resultado de un proceso de negociación con vistas a una solución permanente que tenga en cuenta, el compromiso y respeto de las cuotas de resignación y tolerancia que cada una de las partes debe poner en juego. En vista de las posiciones rígidas de las autoridades serbias y los albaneses de Kosovo, la comunidad internacional debe facilitar un proceso que lleve finalmente a un final pacífico y a una solución política permanente a la crisis, utilizando todas las influencias disponibles para incorporar las partes, a la mesa de negociaciones, promoviendo una solución pacífica y extensión de las garantías internacionales para un acuerdo constitucional permanente. La construcción de un escenario propicio para el inicio de este proceso, implica tener en cuenta el acuerdo entre serbios y albano-kosovares que permitió destrabar la negociación en Rambouillet:
La Resolución 1244, aprobada por el Consejo de Seguridad de la ONU, el 10 de junio de 1999, da legalidad internacional al Proceso de Paz en Kosovo, solicitando un inmediato alto al fuego y el fin de la represión, aprobando los siguientes principios generales para la solución política de la crisis de Kosovo:
Consideramos que el proceso hacia una solución permanente para Kosovo que apoye la construcción de redes sociales hacia la consolidación democrática, el fortalecimiento de la sociedad civil y la mejora de la situación social y económica en Kosovo, base indispensable para cualquier solución sustentable, debe incluir por parte de la Comunidad Internacional, dos pasos simultáneos, no mutuamente excluyentes:
En orden a crear un clima de confianza y mejorar las relaciones entre los albaneses de Kosovo y serbios, deben tomarse algunas medidas concretas por acuerdo de ambas partes, que permitan desactivarían la tensión y proporcionar otro modo de vida hasta tanto se logre el acuerdo definitivo entre las partes en conflicto:
Desde la dominación de los antiguos imperios de la región, llegando hasta los más recientes intentos parciales de resolución a un problema tan serio y tan grave como la falta de convivencia pacífica entre identidades diferentes, mediante la reorganización y segregación del territorio, la única solución posible al conflicto es sentarse de nuevo en la mesa de negociaciones, sin presiones militares externas, con una mayor participación de Rusia y de China en la toma de desiciones y en la implementación de cualquier acuerdo de paz, donde la Organización de las Naciones Unidas, ejerza su rol de principal organismo interestatal, para intermediar y garantizar el respeto de los procesos de acuerdos que mutua y gradualmente los actores involucrados vayan estableciendo.
Fuentes de Información
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